Javier Sádaba: “Un mundo gobernado por aquella universidad de Ellacuría sería ideal”

Filósofo, publica ‘¿Van los perros al cielo?’ (Alfaguara)

Javier Sádaba, filósofo español

ÁNGELES LÓPEZ | ¿Van los perros al cielo? (Alfaguara). Esta es una de las preguntas más temidas para cualquier padre y, por ello, es el título del nuevo libro del catedrático emérito de Ética de la Universidad Autónoma de Madrid Javier Sádaba. Una herramienta para ayudar a los progenitores a tratar un tema tan complicado como la religión y la tolerancia hacia las creencias ajenas.

PREGUNTA.- ¿Por qué un libro para niños, hablándoles de algo quizá ajeno a su mundo “tecnológico”?

RESPUESTA.- No es en absoluto ajeno a un niño. La religión también les interpela. Una chavalín de ocho años se hace las mismas preguntas que se hacía el mismísimo Kant: “¿Qué hacemos aquí?”, “¿dónde se ha marchado el abuelito?”… Hay que hablarles sin mentiras y no imponiéndoles la religión dominante. Se les informa para que ellos elijan.

P.- ¿Ve necesario que se acerquen a las religiones?

R.- Por supuesto. Sería fundamental, en Bachillerato, una asignatura sobre historia de las religiones. Solo así entenderían la filosofía, el arte, la espiritualidad de cada una… Y podrían comprender el concepto de tolerancia. Que, si ven a una señora con un pañuelo por la calle, sepan que es musulmana…

P.- ¿Es incompatible ser ateo con la esencia humana?

R.- Yo vivo sin ningún tipo de trascendencia, que es una palabra muy confusa. ¿Cómo te arreglas? Con tus miedos, tus angustias… pero prefieres ser así que autoengañarte. Lo que sí hago es darme, y dar a los que me rodean, la mejor vida posible.

P.- Eso se llama ser un cristiano anónimo…

R.- Totalmente de acuerdo. Me confesaría lo que Goethe tildaba de “corazón cristiano y cabeza pagana”. Coincido con el cristianismo en su pureza, y ahí estoy de acuerdo con Ellacuría, alguien a quien conocí bien, y que dio muestras de amor y entrega tremendas. Un mundo así sería ideal. Un mundo gobernado por aquella UCA (Universidad Centroamericana). No obstante, no olvides que el ateo dice: “Sé que no hay nada”. Yo digo: “No sé”. Por tanto, seré agnóstico…

Publicado en el número 3.010 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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