Douglas Roper: encarnar el Reino como mejor modo de anunciarlo

un proyecto para el desarrollo rural en Perú, sostenido por los marianistas

El nuevo superior de los marianistas de Perú basará su gobierno en su experiencia con los campesinos en Otuzco

Douglas Roper, superior de los marianistas en Perú

Douglas Roper: encarnar el Reino como mejor modo de anunciarlo [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Douglas Roper se ha acostumbrado a dejarse sorprender por el viento libre del Espíritu. Estadounidense originario de Los Ángeles, donde hace 49 años se consagró como religioso marianista y donde se dedicaba a impartir clases de Literatura, en 1978 llegó a Perú. Iba para tres años, en lo que catalogaba como “una aventura”… Pero, en cuanto bajó del avión, supo que sería mucho más que eso: “Algo dentro de mí me dijo en ese instante que este era mi sitio, mi gente. Este pueblo tiene un buen fondo, aún no está dominado por la indiferencia hacia la religión que hay en el Primer Mundo. Por ello, no quiero regresar, sino quedarme ya siempre aquí”.

La última sorpresa la vivió hace pocos meses, cuando fue elegido como superior de los marianistas de Perú. Es la tercera vez que desempeña dicho cargo (la última fue en 1994), pero no tiene empacho para, sin perder la sonrisa de la boca, reconocer que asume el reto desde la idea del servicio y el sacrificio, porque, humanamente, le va a costar mucho más: “Reconozco que las anteriores veces fracasé como gestor en muchas cosas que me había planteado, en lo relativo a estructuras. Eso sí, aunque ya estoy casi jubilado y no me lo esperaba, ahora vengo como un hombre nuevo, con más paciencia, con más sencillez”.

¿Qué es lo que le ha cambiado? Su última etapa, desde 2008 hasta ahora, en la sierra La Libertad, en Otuzco, al norte del país. Allí ha dirigido el Centro de Formación de Pastoral Rural María Madre del Buen Consejo, fundado diez años atrás como obra marianista. Al Centro se suman una emisora de radio, Chamiradio, y la Asociación Marianista Acción Social (AMAS). Dejar esto atrás y volver a la capital peruana le va a costar mucho: “Aquí soy feliz, he vivido con mucha paz y junto a una comunidad que te llega… Los protagonistas son ellos, los laicos, que son los que llevan el peso de las tres iniciativas. Somos una familia. De hecho, tenemos la costumbre de que el equipo director está conformado por un matrimonio local”.

Todo esto está, además, entroncado en la vida parroquial. Girando en torno al Santuario de Otuzco, donde se venera a la Virgen de la Puerta, la parroquia engloba a 80 aldeas, en las que participan unas 130 familias, en su mayoría numerosas. Dirigida la parroquia por los redentoristas, los marianistas han llegado a un acuerdo para llevar ellos la atención directa de 16 aldeas. De hecho, a eso se ha dedicado en buena parte Roper todos estos años: a formar equipos de misioneros, uno en cada aldea, donde desarrollan el 60% de la acción pastoral, dándose el 40% restante, con todos los miembros de los equipos, en el propio Centro. Algo que le ha llevado a vivir según el ritmo pausado del campo: “Recorremos las aldeas en camión o moto. En cada una estamos tres días, conviviendo con todos, niños, jóvenes y adultos”.

Todo eso es lo que ha anidado en su alma y le hace pensar en qué poco importan las grandes estructuras. Todo eso es lo que ahora le cuesta tanto dejar atrás, pero también de lo que se nutrirá a la hora de volver a ocupar una función ejecutiva a gran escala: “Aquí he podido ser un misionero, y sin moverme de casa. Aquí he palpado la realidad de la droga, del paro, de la falta de agua potable, de la lucha por la dignidad. Este es un ámbito de campesinos marcado fuertemente por las minas, sobre las que hay muchos intereses políticos… Con ellos trabajamos desde las tres iniciativas para que se unan y reivindiquen juntos sus derechos humanos, ofreciéndoles una consultoría gratuita para que empiecen conociéndolos. Evidentemente, por los intereses generados y la influencia del poder, es una labor peligrosa y muchos de ellos reciben amenazas, aunque al final les protege mucho el que se los perciba desde fuera como pertenecientes a una obra de la Iglesia. En nuestro contexto eso es aún un seguro”.

un proyecto para el desarrollo rural en Perú, sostenido por los marianistas

En la sierra La Libertad, los marianistas tienen varios proyectos para el desarrollo rural: un departamento de formación pastoral, una radio y un centro social

Un nuevo modo de ser Iglesia

De todos modos, el propio Roper también hubo de romper estilos y modos muy asentados: “Cuando llegué a Otuzco, en 2008, se desarrollaba una evangelización clásica, centrada en la Biblia y en los sacramentos… Entendí que era un enfoque limitado y, aunque desde fuera no todos lo comprendan, aposté por poner el centro en la promoción del bien común”. Es decir, en encarnar el Reino como mejor modo de anunciarlo.

Aunque sea a través de personas sin fe. Algo que ilustra con un ejemplo: “Nuestra acción social es tan amplia que, constantemente, vienen a trabajar con nosotros miembros de ONG de muchos países. Recuerdo con mucho cariño a dos chicas de Ingenieros Sin Fronteras de Andalucía. Estuvieron mucho tiempo con nosotros, viviendo entre la gente como los demás. Las dos se definían como ateas, pero, con su testimonio de entrega, reflejaban tanto como nosotros los valores de Jesús: justicia, defensa del medio ambiente… Es una lección para todos.

Lo mismo ocurre con los chamanes, muy extendidos en la zona y siendo muchos de ellos agentes activos nuestros. Cuando a algunos les he preguntado cómo concilian su condición con la de creyentes en Jesús, me han contestado que Dios está presente en todos los sitios y en muchos más dones de los que pensamos…”. “Evidentemente –añade entre risas–, ante esta sencillez de vida, ante esta profundidad, ya no les he vuelto a preguntar más. Este pueblo tiene una fe muy honda que va más allá de nuestros propios esquemas tradicionales”.

Hoy, todos están en sintonía con esta vivencia. Desde las 500 personas que participan activamente en el Centro y que se implican en las parroquias y colegios de la zona a través de experiencias de cinco días de misión, a los componentes del equipo AMAS para defender los derechos humanos frente a los grandes intereses o a quienes conforman Chamiradio, donde, más que programas de evangelización directa, la mayoría de espacios abordan planes de lectura para ser escuchados en las escuelas de las aldeas o proyectos de empoderamiento y sentido comunitario. Otro modo de construir sociedad. De vivir la fe.

Roper se felicita por haber experimentado eso de recibir mucho más de lo dado: “Este pueblo vive la presencia de María y la fe de un modo más profundo y menos intelectual que yo. Con esa fuerza sé que atender al ser humano en todas sus dimensiones es la auténtica evangelización. Escuchar el clamor de la gente me ha hecho más libre, más feliz. Antes, postergaba mis sueños y perdía libertad en la gestión de grandes parroquias y colegios. Así estuve hasta que cumplí los 60 años. Esto me ha situado donde tengo que estar. Nuestra misión, desde Jesús, es iniciar una nueva humanidad”.

“Sin los laicos no existiríamos”

Douglas Roper es un convencido de la necesidad del protagonismo de los laicos en la Iglesia. Algo que vive desde la realidad de su congregación: “En Perú somos 16 religiosos marianistas… Y contamos con 14 obras, muchas de gran envergadura, como colegios de gran prestigio. Sin la presencia fundamental de los laicos en todas ellas no existiríamos, directamente. Además de que esto es algo que siempre reclamó el padre Chaminade y que demanda el Concilio. Esta es nuestra Iglesia de hoy”. Es más, a su juicio, “no creo que haya una crisis vocacional. Puede que haya menos sacerdotes y religiosos, pero los que surgen lo son al 100%. Cuando rezo, pido más por las vocaciones en las familias, para que sean comprometidas. Con un puñado de buenos sacerdotes y familias que testimonien el Evangelio, es suficiente. De hecho, he conocido otros tiempos, de grandes números en cuanto a las vocaciones… Y por nada volvería a la situación de entonces”.

Publicado en el número 3.010 de Vida Nueva. Ver sumario

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