Trujillo exige verdad, justicia, reparación y no repetición

Reacciones a la solicitud de perdón hecha por Henry Loaiza, alias ‘El Alacrán’

Peregrinación al mausoleo donde reposan los restos de algunas de las víctimas de la masacre

Peregrinación al mausoleo donde reposan los restos de algunas de las víctimas de la masacre

La carta está escrita en mayúsculas. Su contenido se divulgó el 4 de octubre a través de los medios de comunicación, antes de que el mensaje llegara a sus destinatarios. Su autor, Henry Loaiza, alias El Alacrán, es uno de los responsables de la masacre de Trujillo, Valle, una cadena de crímenes contra la población civil de dicho municipio, la mayoría todavía en la impunidad, que fueron perpetrados desde finales de la década de 1980, en alianza paramilitar entre el narcotráfico y la Fuerza Pública. En la misiva, Loaiza pide perdón a los familiares de las víctimas. “Manifiesto mi total arrepentimiento y en adelante me comprometo con Dios, con la sociedad y con nuestra patria a no volver a cometer ningún acto delictivo”, dejó escrito de su propio puño y letra, y con la marca de su huella digital. Su abogado, Yeiner Bermúdez, manifestó que la solicitud de perdón está orientada a que Loaiza, preso hace más de 20 años, pueda acceder eventualmente a beneficios por parte del juez de ejecución de penas que lleva su proceso.

Más de 70 familiares de las víctimas de la masacre, reunidos en asamblea de la asociación que conforman en Trujillo, reaccionaron con un comunicado ante el mensaje de Loaiza. El documento fue redactado el mismo 4 de octubre e inicia con un epígrafe, tomado de la Biblia: “Ya se te ha dicho lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que sepas amar y te portes y camines con humildad con tu Dios (Miqueas 6,8)”.

Manifiestan los familiares de las víctimas que acogen la solicitud de perdón de Henry Loayza como una forma de restituir su dignidad humana, como una oportunidad de cambio y de crecimiento de vida -también para el pueblo de Trujillo- y como una ocasión para la aplicación de una verdadera justicia. Sin embargo, plantean en su comunicado que el perdón exige e implica un auténtico reconocimiento de los hechos y el respeto a los derechos de las víctimas. En consecuencia, piden a Henry Loaiza ampliar su declaración acerca de lo sucedido en Villa Paola, finca de su propiedad, en la cual, según algunas versiones, se ejecutaron torturas y asesinatos. “¿Existe allí cementerio clandestino? ¿Dónde están los 88 desaparecidos? ¿Cómo devolverlos a sus familias?”, le preguntan al antiguo narcotraficante. “¿Cómo no quedar en la impunidad?”, insisten, trayendo a colación que sólo desde 2009 se llevan tres sentencias condenatorias en contra de él. También le preguntan acerca de cuándo y cómo dará respuesta a las exigencias de reparación material que se desprenden de la última sentencia de caso -número 40 de 2014-. Por último, inquieren acerca de reales garantías de no repetición, señalando que las estructuras herederas de las formas de paramilitarismo que ejecutaron la masacre todavía hoy operan en Trujillo, con extorsiones, control territorial, reclutamiento de jóvenes, amenazas y asesinatos.

En conversación con Vida Nueva, la hermana Maritze Trigos, religiosa de La Presentación, una de las principales participantes del proceso organizativo en defensa de los familiares de las víctimas de la masacre de Trujillo, explicó que todo el municipio se ha visto afectado por cuenta de la violencia. Procesos de economía solidaria, desarrollados en el municipio, fueron truncados debido al asesinato de Tiberio Fernández, párroco mártir del pueblo, ocurrido en 1990.

Desde hace algún tiempo, Henry Loaiza goza del derecho a visitas domiciliarias, que efectúa durante periodos de una semana en el municipio de Roldanillo, Valle. Es posible que recupere la libertad el año entrante.

Miguel Estupiñán

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