Cardenal Vegliò: “Es absurdo acoger solo a refugiados cristianos”

Denuncia en Madrid la hipocresía de países que venden armas para la guerra y rechazan a quienes huyen de ellas

inmigrante llegado en patera a las costas de Europa recogido del mar y tapado con una manta

JOSÉ LORENZO | “La Iglesia no puede hacer eso, no puede brindarse a acoger solo a refugiados cristianos. Somos todos hijos de Dios y no podemos decirle a alguien ‘no’ por ser musulmán y que se muera de hambre en su país o ahogado en el Mediterráneo”. Con esta rotundidad respondió el cardenal Antonio Maria Vegliò (Macerata Feltria, Italia, 1938) a un deseo nunca oficialmente formulado pero sí visto con buenos ojos en algunos países de Europa –sobre todo del Este– y grupos eclesiales en los peores momentos de la crisis de los refugiados.

Para el todavía presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, esta crisis “es un problema de futuro para Europa, pero la Iglesia no puede entrar en eso. La Iglesia siempre puede hacer algo más como institución y como estructura. De hecho, Francisco pidió que se acogiese a familias de refugiados en los conventos. Y en Italia han acogido a 50.000 personas”, según señaló en un encuentro en Madrid con entidades eclesiales vinculadas a la pastoral de las migraciones organizado por la Universidad Pontificia Comillas.

En este sentido, subrayó la claridad de los mensajes que lanza Jorge Mario Bergoglio sobre los migrantes y refugiados, tema sobre el que es especialmente sensible. “Dice que quien no recibe al otro no es cristiano. Y es cierto, porque los hay que van a misa todos los domingos pero rechazan a los migrantes. Dicen que tienen miedo del buenismo, pero lo que temen es al otro, porque su presencia nos fastidia. Y un cristiano que no quiere migrantes no es un buen cristiano”.

Justo esos días, más de 10.000 migrantes habían sido interceptados por la Marina italiana en aguas del Canal de Sicilia, dato que conmovió al purpurado. Pero, ¿debemos acogerlos a todos?, se le preguntó. “Acogerlos a todos es un problema. Pero sí se debe tener, al menos, la apertura mental para acogerlos. El problema no se resuelve con muros. Un muro puede durar unos años, pero luego se cae”, afirmó.

Publicado en el número 3.008 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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