Inquietudes e incertidumbres

Maribel Yugueros, celebradora de la Palabra en la Diócesis de Ciudad Rodrigo

Maribel Yugueros, celebradora de la Palabra en la Diócesis de Ciudad RodrigoMARIBEL YUGUEROS | Celebradora de la Palabra en la Diócesis de Ciudad Rodrigo

La crisis afecta a todos los aspectos de la vida y a todas las dimensiones de la persona. Más que nunca necesitamos dar sentido a nuestra vida, mantener la esperanza y recuperar la alegría de vivir. También la Iglesia vive esa incertidumbre. Más que nunca, los discípulos de Jesús necesitamos volver a las fuentes de agua viva, al Evangelio, para intentar vivir como Él lo hacía y construir Reino de Dios. Necesitamos sentirnos pueblo de Dios, con el derecho y el deber de participar de acuerdo a nuestra vocación, nuestro carisma y nuestra misión.

Mi diócesis es pequeña. Hay muchos pueblos de poca población y de edad avanzada; los párrocos tienen a su cargo varias parroquias y para atenderlas adecuadamente se han creado equipos de pastoral; para ello, un grupo de laicos hemos recibido una formación adecuada (ministerios laicales) y, por arciprestazgos, colaboramos con los párrocos.

Una de nuestras tareas consiste en acompañar a esas pequeñas comunidades a celebrar la fe. Mi experiencia es muy gratificante. Cuando el domingo me acerco a una de esas comunidades para la celebración de la Palabra, siento que pertenezco a una comunidad viva que comparte sus dificultades y alegrías con sencillez, que conjuga fe-vida y, por eso, celebra y se alimenta en la mesa de la Palabra y en la mesa de la Eucaristía, que vuelve a la vida y sigue celebrando. Me siento muy agradecida por la gratitud y el cariño que me manifiestan, porque se sienten atendidos.

El presente es inquietante, el futuro es incierto, pero los cristianos de hoy hacemos frente a las cuestiones de hoy y a las necesidades de nuestras comunidades, de los hermanos con quienes hacemos camino. No disponemos del glorioso pasado (que muchos siguen añorando) ni del funesto futuro (que otros anuncian), solo tenemos el hoy con sus inquietudes e incertidumbres para seguir construyendo Reino. No podemos quedarnos de brazos cruzados. El Espíritu seguirá actuando, como siempre lo ha hecho.

Publicado en el número 3.006 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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