Editorial

La indispensable unidad por la paz

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Treinta años después de que Juan Pablo II promoviera en Asís la primera Jornada Mundial de Oración por la Paz, más 500 líderes de todas las confesiones se reunían convocados por Francisco. Hoy, esta cumbre es indispensable para gritar a una voz que nadie puede ampararse en un credo para justificar la violencia.

Esta unidad anula a quienes hablan de guerra de religiones, cuando se trata de guerra contra Dios; tumba cualquier argumento del creciente terrorismo yihadista y compromete a los líderes musulmanes a condenar todo ataque y a poner coto a cualquier signo de radicalismo.

Lamentablemente, este lobby de religiones por la paz tiene un alcance limitado. Hoy como ayer, las heridas provocadas por las guerras supuran por los cinco continentes sin una voluntad real de quienes tienen las riendas del planeta: los Estados y las potencias económicas.

Lo denunció Ban Ki-moon en su discurso de despedida en la ONU: hasta que no asuman que tienen “sangre en las manos” cuando bloquean negociaciones, se aferran al poder, utilizan a otras naciones como tablero de juego y alimentan el comercio de armas, la oración será el único medio al alcance de todos para clamar por la paz.

Publicado en el número 3.004 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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