Avanza el proyecto de ley para despenalizar el aborto en Chile

La Iglesia chilena y otras organizaciones insisten en su oposición a una legislación que atenta contra la vida.

“Es un día triste para Chile”, afirmó el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, al conocer la aprobación en la Comisión de Salud del Senado del proyecto de ley que despenaliza el aborto en tres causales. “No se escuchó la evidencia científica que reconoce en el ser del vientre un ser humano con derecho a que se respete su vida, ni a la Constitución que protege la vida del que está por nacer” sostuvo el obispo. Y afirmó: “Seguiremos dando nuestros argumentos para que no siga adelante este proyecto”. Ahora será la Comisión de Constitución la que debe revisarlo antes de pasar a votación al plenario del Senado, en último trámite.

Desde hace algunos años la Iglesia católica ha sostenido una intensa campaña para evitar que se apruebe esta ley. En marzo pasado, cuando el proyecto de ley fue aprobado en la Cámara de Diputados, el Comité Permanente del Episcopado difundió el mensaje Firme nuestra esperanza en defensa de la vida que fue leído en las misas del domingo 20 de ese mes, en todo el país. Allí expresan: “junto a muchos expertos, innumerables organizaciones de la sociedad civil, la Iglesia católica y otras confesiones cristianas, hemos señalado respetuosa y reiteradamente, que esta decisión constituye una grave ofensa a la dignidad del ser humano y en particular una agresión contra la vida del más inocente de todos los seres: el concebido y no nacido, al que la Constitución política afirma que la Ley protege. Creemos que esta decisión constituye una trágica expresión de la ‘cultura del descarte’, en que los excluidos son considerados desechos ‘sobrantes’ de la sociedad, como lo llama el papa Francisco”.

Ese mismo día, Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, criticó ese mensaje en su columna semanal del diario El Mercurio: “Titular así la declaración es una argucia comunicacional, una astucia de mercadeo que, en vez de contribuir al debate racional del problema, lo oscurece y lo falsea. Permitir en casos calificados el aborto no es promoverlo; permitirlo a la mujer violada no es impulsarlo; autorizar el aborto del feto inviable no es promocionarlo. Se trata de casos moralmente inciertos en que la decisión se entrega a la madre”. E interrogó: ¿Por qué simplificar al extremo de decir que el proyecto es pro aborto? Llamarlo así es un engaño a los feligreses, una artimaña clerical”.

En varias oportunidades, los obispos han animado en sus diócesis la realización de marchas por la vida donde grupos de manifestantes portando globos blancos, pancartas y lienzos se oponen a esta legislación. La manifestación más impactante tuvo lugar en el centro de Santiago, el sábado anterior al día de la votación en la Comisión del Senado. Más de cien mil personas expresaron su rechazo a la legislación con la participación activa del arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, pastores de la Iglesia Anglicana, de la Misión Centro Cristiano de Avivamiento, de la Iglesia Metodista Pentecostal, de la Fraternidad de Iglesias Cristianas, de la Fundación Aló Jesús, de la Iglesia Pentecostal de la Trinidad, y los cardenales eméritos Francisco Javier Errázuriz y Jorge Medina, quienes dieron a conocer un compromiso común en favor de la vida.

Discernimiento

El proyecto de ley propone despenalizar el aborto en tres causales: inviabilidad del feto, riesgo de la vida de la madre y violación. Los obispos y quienes lo rechazan advierten que es una forma de legalizar el aborto, sin más; que se está atentando contra el derecho humano básico: derecho a la vida del que está por nacer; y que es inconstitucional.

En una carta al diario El Mercurio, el religioso Percival Cowley sscc, expresó que se trata sólo de despenalizar en tres casos, por lo que subsisten las penalizaciones en todos los demás, por tanto también subsiste el delito. Y concluyó: “Resulta fundamental no olvidar que nadie, en ninguno de los casos señalados, podría verse obligado a recurrir a alguna suerte de aborto. Esta afirmación resulta básica para quien pretenda vivir cristianamente. Con todo, es bueno tener presente que la moral cristiana acude al discernimiento antes de tomar decisiones importantes como estas. La moral cristiana no actúa mecánicamente”.

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