EN VIVO – “La Iglesia tiene una deuda histórica”

La cultura como camino de formación espiritual, social y emocional, premisa del Colegio Artístico Santa Cecilia de Osorno.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO

“Estamos contentos y entusiasmados de haber ganado este proyecto del Fondo de Fomento al Arte en la Educación (FAE), que nos permitió dar ocho conciertos en la ciudad de Lima y sus alrededores, en lugares maravillosos como algunos museos. También en la Universidad de San Marcos, una de las más antiguas de Latinoamérica”. Esto fue lo que expresó el profesor Aliro Núñez, director de la orquesta juvenil del Colegio Artístico Santa Cecilia de Osorno, en el sur de Chile. El FAE financió los pasajes de avión para todos los integrantes de la orquesta y ellos dieron conciertos para recaudar lo que necesitaban complementar.

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Se trata de la Orquesta de Música Latinoamericana integrada por estudiantes de enseñanza media de ese colegio que recién ha cumplido 10 años y que en los últimos tres ha duplicado su cantidad de alumnos. Ofrece todos los cursos de básica y media, y tiene como objetivo fomentar la cultura en los jóvenes, hombres y mujeres, como un camino de formación emocional, valórica y social. No pretenden formar artistas, aunque sus principales actividades son las orquestas, la danza, el teatro. Cada curso tiene su propia orquesta, con énfasis en instrumentos latinoamericanos, por ejemplo no usan violín, sino ravel, además marimbas, cajón…

 

Redescubrir la cultura destruida

orquesta-chi-sacerdoteEl Padre Pedro Kliegel, impulsor del Colegio, explica: “nuestro proyecto es que los mismos jóvenes desde su aprendizaje en la clase de historia, por ejemplo, se planteen quiénes son como americanos, como pueblo mapuche, shoar, etc. Animamos que ellos descubran lo que somos como cristianos en un continente que ha tenido una cultura que hay que redescubrir porque fue destruida. Ahí veo nuestra tarea porque la Iglesia tiene una deuda histórica”.

Y reflexiona: “La Iglesia ayudó a destruir estas culturas y eso queremos recuperar, un poco con nuestra fe, sin negar lo que ha pasado, pero esta cultura puede aportar muchísimo a la Iglesia. En esta época cuando el consumo complica al mundo, la juventud pierde el interés en todo y buscamos sólo el bienestar, nos damos cuenta que la cultura nos puede ayudar a redescubrir al ser humano y esa es nuestra tarea como Iglesia”.

El Colegio estimula que los mismos estudiantes exploren, sobre todo a través de intercambios que facilitan la comunicación. Cada año realizan un encuentro con jóvenes de todo el país al que llegan unos 200 o 300 chicos que aprovechan la buena infraestructura que dispone la Fundación Cristo Joven, a la que pertenece el Colegio. Durante tres días hay intercambio de teatro, música y danza.
También cada año, durante una semana realizan un seminario de música sobre un país para profesores y estudiantes de música. Este año el tema será Ecuador. Los estudiantes de tercero medio escriben una obra de teatro y viajan presentándola en universidades del país.

 

Inspirados en Medellín y Puebla

La Fundación Cristo Joven es liderada por Pedro Kliegel, sacerdote diocesano de Osorno. De origen alemán, llegó hace 50 años a terminar su teología en Chile para quedarse como misionero en Osorno. Esa Fundación ha creado la Aldea Juvenil que acoge a jóvenes campesinos varones, Fray Escoba que acompaña a mujeres campesinas jóvenes, el barrio universitario para estudiantes, el colegio Santa Cecilia y la Casa de la Cultura en el centro de Osorno para presentar a la comunidad lo que hacen. “No queremos ser un museo –dice Kliegel–. Por eso estamos planificando un instituto de música superior porque queremos que siga desarrollándose nuestra cultura de manera muy intensa, continuando el trabajo con adultos”.

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Estas iniciativas se inspiraron en los Documentos de Medellín y de Puebla, impulsadas por el compromiso social de esa época. Explica Kliegel: “Vimos que la opción por la familia debíamos vivirla buscando comunión desde la pobreza y ahí iniciamos una labor social de autoconstrucción de viviendas.

Primero con 91 familias, luego con 100 y la última con 420, tratando de formar comunidad desde la ayuda mutua poblacional. Todo se hizo en comunidad, nadie construyó su propia casa, sino todos ayudaron en todas las casas. Fue un trabajo largo en cada población, entre 10 y 12 años. Cuando terminamos la última, la Maximiliano Kolbe, nos dimos cuenta que no puede quedar ahí. Un pueblo que satisface su primera necesidad, el nido propio, necesita crecer desde su interior, desde algo espiritual, y eso es la cultura, porque la cultura une”. Y rememora: “Yo mismo viví eso después de la Segunda Guerra: fue la cultura que nos mantuvo vivos en un país destruido, lo viví en mi propia familia. Entonces, iniciamos un colegio popular que luego, hace 10 años, lo convertimos en este colegio artístico para la cultura”.

“No puedo imaginar la evangelización sin cultura, porque muchas veces la evangelización ha destruido culturas –sostiene el sacerdote–. Si hablamos de inculturación, sólo podemos evangelizar desde la cultura propia del destinatario de la evangelización. Cuando me dicen cómo hago yo que soy europeo, digo ‘lo aprendí aquí’. Desde la cultura de un pueblo tengo que aprender cómo evangelizar. Inculturación no quiere decir adaptación, sino comprender desde esa cultura cómo es su visión de Dios, su visión del hombre, y la iglesia tiene que aprender mucho todavía. En América Latina se destruyó la cultura y esa es nuestra deuda actual en la que me siento aportando a esa deuda”.

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El Colegio mantiene el objetivo de unir actividades culturales con lo poblacional, porque estos proyectos han nacido de una población que vio esa necesidad y se da cuenta ahora que no basta la solución habitacional. También la población de Osorno aprecia esto asistiendo a las presentaciones que hacen en la ciudad y, por ejemplo, a través del premio que otorgaron los Rotarios al colegio Santa Cecilia, reconociendo que su movimiento cultural está cambiando la vida de esa ciudad.

Sin perder esa identidad popular, el Colegio fomenta intercambios con otros países latinoamericanos, sea acogiendo a grupos en encuentros o viajando como ha sido esta última visita a Perú, financiada en parte por el Gobierno de Chile, que ha marcado un hito destacado este año. “Nuestros jóvenes vivieron experiencias intensas en el país vecino sobre todo porque tocamos con orquestas peruanas generando un rico intercambio”, manifestó Aliro Núñez.

 

 

 

 

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