Veteranos y novatos, en papel o en digital, los suscriptores de la revista están en los cinco continentes
Cecilia Puig, religiosa española en Kenia
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA / MARÍA PÉREZ / MARÍA GÓMEZ | Hombres y mujeres. Sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Obispos. Cardenales. De entre veintilargos y ochentaypocos años. Amantes del papel y de la pantalla. Entre los lectores de Vida Nueva hay de todo, y si en algo coinciden es en su amor y compromiso a la Iglesia, y en un cariño fiel a una publicación con casi 60 años de trayectoria que nos impulsa a seguir trabajando día a día. Por ellos. Por vosotros.
- EDITORIAL: Renacer a una ‘Vida Nueva’
- Sumario del nº 3.000
- Ya está disponible el número 3.000 de Vida Nueva
Suscriptores por el mundo
En Kenia, en la misión católica de Nariokotome, en Turkana, al norte del país, cada semana espera a leer la revista la misionera española Cecilia Puig. “Conozco Vida Nueva desde hace muchos años –comenta–. Aquí la reciben otros misioneros de mi congregación, la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y María Madre de la Iglesia, pero, como la misión es muy grande y vivimos a muchos kilómetros de distancia unos de otros, resulta difícil compartirla. Así que decidí suscribirme yo también”.
La revista es sus ojos más allá de la tierra en la que se ha encarnado: “Estando en lugares tan remotos y con muy pocos medios de comunicación con el exterior (no tenemos cobertura de teléfono y solo un difícil acceso a internet), Vida Nueva nos conecta con el mundo, con lo que pasa en la Iglesia, tanto en España como en el mundo”.
Más allá de lo informativo, este semanario aporta a Puig un plus en su vida comunitaria: “Es una revista muy completa, muy bien documentada y con grandes colaboraciones. Me ayuda personalmente a participar de la vida de la Iglesia más allá de Turkana. Y también me proporciona material para la formación continua de nuestros miembros, algo fundamental para mantener la llama encendida de nuestro ser parte de la Iglesia universal”. (…)
Uno de nuestros suscriptores más alejado geográficamente es Manuel Carracedo, jesuita de 84 años que lleva desde 1977 en Sydney (Australia). (…) En Ambato, Ecuador, el sacerdote local Hugo Cisneros rememora cuándo conoció nuestra cabecera: “Fue en el despacho de mi obispo, hacia 1979”. (…) También en América, concretamente en Uruguay, se encuentra el suscriptor César de Jesús Buitrago, sacerdote de la Diócesis de Florida-Durazno. (…) Javier Arrazola es el único dominico español que queda en Corea del Sur. (…)
Toda una vida
Magdalen Baturone tiene 80 años y lee la revista desde hace 60
Magdalen Baturone, de 80 años, es religiosa del Instituto de la Bienaventurada Virgen María (IBVM), en cuyo noviciado entró cuando contaba con 20 años. Desde que recuerda, siempre se encontró con la revista en la comunidad: “Me alegra enormemente decir que mi congregación tiene suscripción a la revista desde su aparición. En aquellos lejanos comienzos, dedicó uno de su Folletos con Él a nuestra fundadora, Mary Ward. Lo pienso hoy y me sale: ¡cuántas páginas del calendario han caído desde entonces!”. (…)
Baturone tiene claro cuál es la esencia de esta revista: “Que ha sido siempre una puerta abierta a la Iglesia y a todos los problemas de los hombres y mujeres, ya estuvieran o estén cercanos o lejanos”. Pero, ¿cómo ha evolucionado Vida Nueva desde los tiempos en que ella misma la leyera con hábito? “Siempre ha sido el reflejo de la sociedad de cada tiempo. Se sucedieron los directores, todos de una gran talla intelectual, y, sobre todo, espiritualmente abiertos a la veraz información del momento. Eso hace que vayamos a sus páginas buscando la información puntual de los hechos de esta cambiante sociedad en la que vivimos y a la que no debemos ignorar”. (…)
Desde la parroquia de Santa Eugenia, en Riveira (A Coruña), su párroco, Ramiro Canabal, escribe a veces interpelantes y entrañables cartas al director: “La revista ha sido como una pequeña e inseparable (y molesta a veces) cartera de mano en mi largo itinerario”. (…)
Sergio Barredo celebra este año sus 50 años de consagración sacerdotal y unos cuantos más en los franciscanos conventuales: “Hoy, pese a que hay menos vocaciones, seguimos manteniendo nuestra vinculación con estas páginas, pues sigue siendo un referente para todos nosotros, ya que refleja una vida eclesial puesta al día, cercana y que se sale de lo tradicional y clásico”. (…)
En Vitoria, el viator Ángel María Ipiña es uno de los miembros de la comunidad Padre Querbes. “Me aporta un sentir de la Iglesia. Además de las noticias, que son interesantes, pero a las que hoy se puede acceder a través de diferentes espacios, hay una especie de actitud de tomar el pulso al ambiente teológico de la Iglesia española”. (…)
Como cuenta con sorna José Luis Calvo, riojano de 90 años afincado desde hace 45 en Sevilla, Vida Nueva está en su hogar desde los tiempos en que se pierde la memoria: “María Luisa, mi mujer, recuerda que en su casa ya se leía la revista… Por eso, cuando nos casamos, hace ya 60 años, nos suscribimos”. (…)
Savia nueva
Carmen de la Llave, periodista barcelonesa de 26 años
En pleno siglo XXI, el torrente de información de acceso libre y gratuito es imparable. Sin embargo, hay quien prefiere pagar por recibir cada semana en su buzón una revista en papel, y abrir VidaNueva.es para leer los contenidos exclusivos para suscriptores. ¿Locos? No. Buscadores de información veraz, honesta y leal.
Jesús Martínez Gordo, teólogo y profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de San Sebastián, se confiesa lector desde hace muchos años, pero suscriptor desde mayo. (…) “Comencé a ojearla con periodicidad, hasta me sorprendí a mí mismo comprando algunos números sueltos con ‘Pliegos’ que me resultaban útiles para mi trabajo. Hubo un momento en el que recibí una invitación para recensionar un libro, luego otro y otro; y así empezó una relación más ‘implicativa’. De ahí, pasé a bajarme algunos números a través de la app. Y, finalmente, me dije que ya era hora de que regresara a casa”.
Mientras que el uso del papel en jóvenes desciende progresivamente y la media de edad de los lectores aumenta, Carmen de la Llave viene a romper las estadísticas. Esta periodista barcelonesa de 26 años, suscriptora desde hace un año, ha encontrado en Vida Nueva “una conexión perfecta entre mis intereses personales y profesionales”. (…)
“Aunque ya conocía la revista desde mi época de estudiante, me suscribí a partir de ser noticia por haber acogido a dos chicas que querían bautizar a su hija”, relata Juan Carlos Alameda, párroco de San Bartolomé Apóstol, en Tejina (La Laguna).
Sin vuelta atrás al salto digital
La revista está disponible en app para leer en tabletas y teléfonos
Casi 60 años después de que Vida Nueva viera la luz, da vértigo y mucha responsabilidad confirmar que hoy hay personas que solo conocen la revista a través de lo digital. “La cuenta de Twitter es la única vinculación que tengo con la revista”, asegura María Gragera, laica de 36 años, educadora social y vinculada a multitud de tareas pastorales en Extremadura. A María le interesa “estar al tanto de las publicaciones relacionadas con el mundo religioso, por la claridad con que se abordan temas ‘peliagudos’ y porque es una cuenta en la que te sientes escuchada: frecuentemente se contesta, se dan RT, es cercana y tiene capacidad de escucha y diálogo… Para mí eso es algo esencial en la Red”. (…)
Un perfil similar es el de José Luis Jiménez, fundador de la revista digital para jóvenes cristianos Al tercer día. Laico madrileño de 31 años, vinculado a los salesianos desde niño y que se dedica profesionalmente al mundo de la comunicación, tiene una opinión crítica sobre las carencias de la Iglesia a la hora de aprovechar las nuevas tecnologías para evangelizar, y en concreto para acercarse a los jóvenes. (…)
Álvaro Portugal está casado y con dos hijos. Conoció la revista cuando trabajó en PPC como editor, pero sigue pendiente de nosotros desde Internet. Es seguidor en Twitter “porque me permite conocer los contenidos de la revista y proporciona un plus al papel”.
Publicado en el nº 3.000 de Vida Nueva. Ver sumario
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