Ángel Pérez Pueyo: “Los Bienes de la Franja retenidos en Lérida son un arma arrojadiza”

Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón, con el presidente de Aragón, Javier Lambán

El obispo de Barbastro-Monzón cree que los políticos tratan de rentabilizar este litigio

Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón, con el presidente de Aragón, Javier Lambán

El obispo, con el presidente de Aragón (dcha.) en un encuentro en donde hablaron sobre los Bienes de la Franja

JOSÉ LORENZO | “Las piezas retenidas son el pretexto, el arma arrojadiza, pero el problema de fondo es otro”, señala a Vida Nueva el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, sobre el litigio que hace ya 21 años mantiene con la diócesis de Lérida a propósito de la devolución de los llamados Bienes de la Franja, un conjunto de 113 obras de arte procedentes de las 111 parroquias aragonesas transferidas en 1995, con el visto bueno del Vaticano, desde la diócesis catalana a la nueva de Barbastro-Monzón.

“Me entristece el resentimiento creciente que esto está generando entre dos pueblos hermanos y vecinos que tanto se deben y tanto se necesitan. Además, un pueblo como el catalán, que se ha caracterizado siempre por su altura de miras, su honestidad, su señorío y, sobre todo, su seny, con tanta riqueza cultural, artística, material… no necesita autoafirmarse a costa de nadie. Ojalá la opinión pública fuera la que hiciera entender a quien tiene competencia que hay que devolver lo que se tomó prestado. La historia, que suele ser pertinaz, tarde o temprano acabará desenmascarando los posibles subterfugios o intereses creados”. Intereses entre los que, como señala el prelado, “no es extraño, dada la sensibilidad que existe entre la población aragonesa como entre la catalana, que se haya buscado rentabilizarlos políticamente en cada comunidad autónoma”.

El problema que impide la devolución de estas piezas no está en la falta de entendimiento entre las diócesis. “Me he encontrado con Salvador Giménez [obispo de Lérida] en varias ocasiones. Hemos hablado con serenidad y ánimo de buscar la resolución definitiva desde dentro, es decir, desde el ámbito puramente eclesial. Fuimos juntos a ver al nuncio [Renzo Fratini] para expresarle nuestra disposición a resolver internamente el litigio. Con todo, la competencia que dé la orden de ejecución no es de ninguno de los dos. Un paso importante sería que le permitieran sacar nuestras piezas del consorcio que se creó para establecer un blindaje encubierto”. Un consorcio formado por cinco instituciones –cuatro civiles, que son las que, fundamentalmente, ponen problemas para la devolución– y la propia diócesis catalana.

“La Santa Sede ya ha actuado. En su día, la Signatura Apostólica, que es el Supremo Tribunal de la Iglesia, ordenó la entrega de estos bienes. Se trata, por tanto, de un litigio resuelto pero, incomprensiblemente, todavía no ejecutado”, señala Pérez Pueyo. El obispo recuerda, además, sendos encuentros mantenidos por los entonces pastores de ambas diócesis en la Nunciatura, en donde se ratificaba tanto el acuerdo sobre la cesión como sobre la propiedad de los bienes, que se siguen exhibiendo en el Museo Diocesano de Lérida.

En este año y medio que lleva como pastor de la diócesis altoaragonesa, Pérez Pueyo no ha cejado en la búsqueda de una solución definitiva: “Por mi parte, amén de la correspondencia postal que he ido manteniendo con Secretaría de Estado y con la Nunciatura, he hablado una vez con el prefecto de la Congregación para los Obispos, dos veces con el Secretario de Estado, varias veces con el nuncio, la última acompañado del obispo de Lérida, Salvador Giménez. También he escrito a diversas autoridades civiles con el deseo de agilizar la ejecución de la sentencia…”. 

Un museo al aire libre

Mientras espera respuesta, y consciente de que es difícil que esta se dé en este momento político, con un proceso secesionista en Cataluña, Pérez Pueyo trata de “mirar más lejos y más alto”, como le dijo al presidente de Aragón, Javier Lambán, cuando este trató de sumarle a la causa reivindicativa. “Hacer del conflicto una oportunidad de crecimiento no solo cultural, artístico o religioso, sino también económica. Que nuestro patrimonio artístico sea motor de cambio y de riqueza en todos los niveles. Para ello es necesario hacer converger voluntades, sinergias, y tender puentes. Estoy convencido, aunque no me hagan caso, que este proyecto, si fuéramos capaces de impulsarlo con audacia, profesionalidad y creatividad, podría ser fuente de riqueza en todo el Alto Aragón… y detendría un poco la despoblación de estos valles”.

De lo que se trataría, sigue el obispo, es de “hacer de todo el Pirineo un ‘museo al aire libre’ que recorriera nuestra geografía y nos permitiera volver a nuestras raíces cristianas; a disfrutar del hermoso paraje de nuestra agreste naturaleza; a deleitarse con nuestra cultura y el arte que nos ofrece la arquitectura, escultura y pintura… Esto posibilitaría hacer del conflicto una oportunidad de coloración entre las diferentes diócesis hermanas, como Pamplona, Jaca, Huesca, Barbastro-Monzón, Lérida y La Seo de Urgel; entre las comunidades autónomas de Aragón, Cataluña y Navarra; e incluso, entre Estados diversos, como España, Francia y Andorra.

Regreso parcial a Sijena

Pero el de los Bienes de la Franja no es el único litigio que mantienen abierto ambas comunidades autónomas. Tras una resolución judicial de por medio, el pasado 25 de julio, la Generalitat catalana entregó 53 piezas de arte al monasterio oscense de Sijena, aunque denegó el traslado de otras 44 restantes (de mayor valor artístico), que se encuentran en el Museo Diocesano de Lérida. Según el gobierno catalán, las 97 piezas fueron adquiridas por la Generalitat a las monjas de la orden de San Juan de Jerusalén mediante contratos de compraventa en 1983, 1992 y 1994.

Publicado en el nº 3.001 de Vida Nueva. Ver el sumario

 


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