Francisco exhorta a la Iglesia polaca a huir de la “vida mediocre”

santuario de Juan Pablo II

En la misa con sacerdotes, religiosos y religiosas celebrada en el santuario de Juan Pablo II

santuario de Juan Pablo II

Francisco, durante la consagración, en la misa celebrada en el santuario de Juan Pablo II

MARÍA PÉREZ | La cuarta jornada del papa Francisco en Cracovia para participar de la Jornada Mundial de la Juventud 2016 ha comenzado con un tour por dos de los templos más importantes del país: a primera hora de la mañana se ha trasladado al Santuario de la Divina Misericordia, y, tras rezar ante la tumba de santa Faustina Kowalska, se ha trasladado al santuario dedicado a Juan Pablo II, donde ha presidido una misa con sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas polacos.

Son ocho los años que han durado las obras del santuario dedicado a Juan Pablo II en Cracovia, terminadas justo antes del inicio de la JMJ. Este templo, presidido por una estatua del Papa polaco a la entrada junto la Puerta Santa de la Misericordia con sus famosas palabras: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!”, ha sido el templo elegido por el Papa argentino para celebrar la misa con sacerdotes, seminaristas y religiosos.

Dentro, se encuentran pinturas y mosaicos bañados en oro sobre la vida de Juan Pablo II, reliquias del santo – entre ellas, una ampolla con su sangre y una de sus sotanas; además de un Instituto de Juan Pablo II, un centro de voluntariado, una casa para peregrinos, un centro social, un centro de rehabilitación, un anfiteatro y un parque donde descansar y rezar.

Es por ello que Francisco ha comenzado su homilía recordando “el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II: ¡Abrid las puertas!”: “En nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados. Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta”.

A todos los sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas de Polonia les ha exhortado a huir “de las situaciones gratificantes que nos ponen en el centro”. “Jesús no se sube a los estrados vacilantes de los poderes del mundo y no se adapta a las comodidades que aflojan la evangelización. Contento con el Señor, no se conforma con una vida mediocre, sino que tiene un deseo ardiente de ser testigo y de llegar a los otros”.

santuario dedicado a Juan Pablo II

Panorámica de la Santa Misa celebrada en el santuario dedicado a Juan Pablo II

Santo Tomás y santa Faustina, protagonistas

Recordando el Evangelio del día, Francisco ha querido hablar de la figura de Tomás, “un discípulo se nos asemeja un poco y hasta nos resulta simpático”. Tomás nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios: “Jesús le mostró sus llagas gloriosas, le hizo tocar con la mano la ternura infinita de Dios, los signos vivos de lo que ha sufrido por amor a los hombres. Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner nuestra humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos”.

También ha tenido palabras para la patrona de la JMJ 2016, santa Faustina Kowalska: “Jesús, como dijo a santa Faustina, se alegra de que hablemos de todo, no se cansa de nuestras vidas, que ya conoce; espera que la compartamos, incluso que le contemos cada día lo que nos ha pasado. ¿Qué es lo que nos pide Jesús? Quiere corazones verdaderamente consagrados, que viven del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos”.

“Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino. El discípulo no rechaza hacerse preguntas, tiene la valentía de sentir la duda y de llevarla al Señor, a los formadores y a los superiores, sin cálculos ni reticencias. El discípulo fiel lleva a cabo un discernimiento atento y constante, sabiendo que cada día hay que educar el corazón, a partir de los afectos, para huir de toda doblez en las actitudes y en la vida”.

Por último, ha animado a los sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas polacos a leer y releer continuamente el Evangelio, un “libro vivo de la misericordia de Dios que todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando obras de misericordia”. “Cada uno de nosotros guarda en el corazón una página personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor que atrajo y transformó nuestra vida, llevándonos a dejar todo por su palabra y a seguirlo”.

Una mañana ajetreada

A primera hora de la mañana, Francisco se ha trasladado hasta la localidad de Lagiewniki, a las afueras de Cracovia, para visitar el convento de la congregación Divina Misericordia, donde se encuentra la tumba de santa Faustina Kowalska.

Cientos de personas lo esperaban a la puerta del Santuario, al que el Papa ha llegado antes de lo previsto. Tras rezar en silencio ante la tumba de santa Faustina y de la imagen de la Divina Misericordia que la religiosa polaca describió a partir de sus visiones, ha firmado en el libro de honor del santuario con las palabras: “Misericordia quiero y no sacrificios”.

Tras ello, se ha trasladado en papamóvil a la parte nueva del santuario para cruzar la puerta de la Divina Misericordia, donde ha afirmado: “Nunca nos alejemos de Jesús aunque pensemos que por nuestros pecados o nuestras faltas somos lo peor. Así nos prefiere él, así su misericordia se derrama”. Antes de marcharse, ha confesado a cinco jóvenes de los cinco continente, y se ha despedido pidiendo a los peregrinos que no se olvidaran de rezar por él.

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