Kiko Argüello despide a Carmen Hernández: “Me ha soportado con paciencia”

Kiko Argüello en el funeral por Carmen Hernández, coiniciadora del Camino Neocatecumenal Madrid 21 julio 2016

Una abarrotada catedral de la Almudena acogió el funeral por la coiniciadora del Camino Neocatecumenal

Kiko Argüello en el funeral por Carmen Hernández, coiniciadora del Camino Neocatecumenal Madrid 21 julio 2016

JOSÉ LORENZO | A las cinco y media de la tarde del 21 de julio, la gente seguía entrando a la catedral de la Almudena para asistir al funeral por Carmen Hernández, coiniciadora del Camino Neocatecumenal, fallecida dos días antes en Madrid los 85 años. Faltaba media hora para que comenzase la ceremonia pero ya no quedaba ni un asiento libre y decenas de personas se arremolinaban en los pasillos y ante las capillas del templo.

Venidos de distintos puntos de España, y también de otros países en donde está asentada esta realidad eclesial, las más de dos horas que duró el acto estuvieron marcadas por la emoción y el reconocimiento al testimonio de una mujer que, como señaló el papa Francisco en el mensaje que envió, estaba “animada por un sincero amor a la Iglesia, que ha gastado su vida en el anuncio de la Buena Noticia en cada lugar, también aquellos más alejados, no olvidando a las personas más marginadas”.

La entrada del féretro con sus restos mortales fue acompañada por cánticos que dirigía Kiko Argüello, también coiniciador del Camino, y a quien se le vio abatido durante toda la ceremonia. Él, desde el presbiterio, mientras fuera sacaban el féretro del coche fúnebre y el cortejo se dirigía a la entrada del templo, se sinceró: “Me ha soportado con paciencia. No tengo mucho más que decir. Espero poder continuar con todo el follón que Dios ha permitido que hiciéramos juntos”, señaló aludiendo “a las 30.0000 comunidades, el millón y medio de hermanos, los 107 seminarios y las 6.800 parroquias del Camino en 128 países del mundo”. “Tendré que seguir –añadió–. Espero que el Señor me lleve pronto con ella. Prefiero morir y estar con Cristo a vivir”.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, aunque se especuló en un principio con que podría ser el arzobispo emérito, cardenal Antonio María Rouco Varela, quien lo hiciese siguiendo una sugerencia realizada por el propio Argüello en una carta difundida instantes después de conocerse el fallecimiento de Hernández. El cardenal, sin embargo, concelebró, junto a los también cardenales Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos; Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid; y Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla; así como una decena de obispos y numerosos sacerdotes.

Amor a la Iglesia

En su homilía, Osoro recordó la trayectoria de la fallecida y la importancia que en ella tuvo, precisamente, Madrid. “Carmen experimentó en Palomeras, aquí en Madrid, la gracia transformadora de la Palabra de Dios, cuando se encontró con Kiko entre los pobres y viendo cómo esta tenía una resonancia fascinante en ellos”. Fue en ese contexto en donde Carmen encontró un “trípode” fundamental en su vida para anunciar a Jesucristo: “Palabra, liturgia y comunidad”.

Más adelante, el arzobispo de Madrid subrayaría “las tres grandes pasiones” de la coiniciadora del Camino en su “deseo misionero irresistible” de anunciar la Resurrección de Jesucristo: “Primero, puso la vida al servicio de este anuncio; segundo, sintió la urgencia de vivir con un testimonio sincero y valiente, realizado desde su carácter franco y con un lenguaje directo; y tercero, todo vivido con un gran amor a la Iglesia”.

Pidiendo gracias

Antes de concluir la ceremonia, se dirigIó a los asistentes el P. Mario Pezzi, miembro del equipo internacional que dirige el Camino Neocatecumenal. En un sentido mensaje, destacó la labor de Carmen Hernández en favor de esa realidad eclesial y animó a “pedir gracias y privilegios a Dios” en nombre de la fallecida. De hecho, añadió, “ya ha concedido dos milagros de curación de dos enfermedades graves”.

En el nº 2.999 de Vida Nueva

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