JMJ: buscando a la generación ‘selfie’

Ángel Pérez Pueyo obispo de Barbastro Monzón con jóvenes de Cáceres en JMJ Cracovia 2016

El obispo Ángel Pérez Pueyo impregna de creatividad y cercanía su relación los jóvenes

Ángel Pérez Pueyo obispo de Barbastro Monzón con jóvenes de Cáceres en JMJ Cracovia 2016

El obispo Ángel Pérez Pueyo, con un grupo de peregrinos de Cáceres

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | “Aspirantes. Comienza la cuenta atrás. Manos arriba en tres, dos, uno…”. No es una prueba de Masterchef. Es la dinámica que está utilizando el obispo Ángel Pérez Pueyo con los jóvenes de Barbastro-Monzón. Cada mañana, los peregrinos de la JMJ Cracovia 2016 reciben en un grupo de WhatsApp creado para la ocasión un mensaje del prelado que les orienta el día. Una relación personal del obispo con los chavales a través del móvil, la principal herramienta de comunicación de la generación selfie.

“Pensé que el gancho del programa de televisión podía resultar interesante como hilo conductor. Por eso inicié el envío a Cracovia regalándoles el libro con las mejores recetas de la vida: la Biblia”, explica el prelado, que lejos de ejercer de jurado implacable, les acompaña en la creación de sus platos vitales.

“Si tenemos el libro y la llave de la despensa, que es Jesús, nos va a salir un cocido espectacular”, bromea Pérez Pueyo, que se estrena como obispo en la JMJ, donde ha impartido varias catequesis. “Está siendo un tiempo de primeras veces y puedo decir que los jóvenes españoles se han volcado”, comenta, a la vez que espera que “de esta JMJ salga el casting varios misioneros de la ternura que sepan contagiar lo que aquí han vivido”.

catequesis del obispo Ángel Pérez Pueyo durante la JMJ Cracovia 2016

Catequesis de Pérez Pueyo a sus jóvenes de Barbastro

Creatividad y cercanía la de este obispo de nuevo cuño, en la línea de Carlos José Tissera, obispo de Quilmes, en la periferia de Buenos Aires. Con la misma sencillez que Pérez Pueyo, expone en su catequesis la búsqueda de la felicidad por parte de los jóvenes. Y lo hace desde el diálogo con ellos, no marcando la distancia que separa el altar de los bancos. Los jóvenes lo aprecian con un aplauso tan inesperado como merecido.

Dos encuentros de mañana que hablan de una generación de sacerdotes que rompen con cualquier categoría de conservadores-progresistas. A Tissera y Pérez Pueyo solo les preocupa enganchar a los chavales.

Horas después, en la acogida al Papa en Blonia, veo que Francisco muestra la misma preocupación: cómo llegar a estos chicos y chicas. De ahí que busque el diálogo directo con la multitud, que nadie se sienta fuera. Hasta ocho preguntas les lanzó a la espera de respuesta. Dejando una vez más de lado el guión. Provocándoles para fomentar su encuentro con Jesús. Esperando una respuesta. Bendita privación.

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