‘Lolo, el hijo de mi novia’

fotograma de la película Lolo, el hijo de mi novia

fotograma de la película Lolo, el hijo de mi novia

J. L. CELADA | Se promociona como “la comedia del verano” y, a falta de que se postulen mejores candidatas, Lolo, el hijo de mi novia tiene todas las papeletas para proporcionar una agradable tarde-noche de entretenimiento estival. Ya desde los créditos iniciales, el nuevo trabajo de Julie Delpy desprende frescura en sus diálogos –libres, incómodos y un punto irreverentes– y cuenta con un grupo de personajes dignos del género. Dos premisas fundamentales para que la maquinaria narrativa avance a buen ritmo perfectamente engrasada.

La directora, guionista y actriz francesa nos cuenta una historia a tres bandas protagonizada por una madre cuarentona (la propia Delpy), el tipo de pueblo –Biarritz– que acaba de conocer (Dany Boon convertido por derecho en el cómico de cabecera de la cinematografía gala) y el hijo veinteañero que da título a la cinta (Vincent Lacoste), un sociópata de libro dispuesto a dinamitar el incipiente noviazgo con sus maquiavélicas artes de joven malcriado. Un Edipo contemporáneo que miente, chantajea y tiraniza a su progenitora, porque solo busca autocomplacerse; que se aprovecha de su sobreprotección para no cortar el cordón umbilical.

Pero “el futuro de la humanidad” –pese a todo, así presenta ella a su retoño– huye de los consejos maternales, lo cual explicaría la resignada confesión a su mejor amiga (Karin Viard como feliz contrapunto): “Ser madre es un rollo”. Un modo de admitir, en lenguaje de la calle, que los hijos son a menudo unos completos desconocidos incluso para quienes un día les trajeron al mundo.

Junto a esta paradójica perspectiva de las relaciones materno-filiales, rebosante de ironía, la realizadora parisina introduce otros elementos no menos importantes para que su propuesta funcione: el contraste entre la capital (la moda, las fiestas y los besos al aire) y el universo de provincias (“carcas” y “paletos” con poca clase, pero educados y de trato afable); mujeres que hablan como hombres (de sexo, de sus ligues…); y, por supuesto, un duelo de paraguas afilados entre los dos individuos que se disputan el amor de nuestra novia y madre: un analista informático con el que aspira a compartir “momentos auténticos”, y su antagonista, el niñato empeñado en hacerle pasar por ciberterrorista financiero para monopolizar la atención materna.

Con estos mimbres, la inquieta Delpy firma una película que se ríe de los estirados parisinos, de los complejos a cualquier edad y hasta de esas comedias americanas que juegan a “reconstruir” la familia. Y es que Lolo, el hijo de mi novia constituye una inmejorable oportunidad para disfrutar de ese humor ácido que ayuda a sobrellevar los sofocos… estacionales y existenciales.

FICHA TÉCNICA

Título original: Lolo

Dirección: Julie Delpy .

Guión: Julie Delpy y Eugénie Grandval.

Fotografía: Thierry Arbogast.

Música: Mathieu Lamboley.

Producción: Michael Gentile.

Intérpretes: Julie Delpy, Dany Boon, Vincent Lacoste, Karin Viard, Georges Corraface, Christophe Vandevelde, Antoine Lounguine, Julie Tristant.

En el nº 2.999 de Vida Nueva

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