Mis negritas de Czestochowa

participantes españoles en la JMJ Cracovia 2016 celebran eucaristía en el santuario de Czestochowa 25 julio 2016 fiesta de Santiago Apóstol

La celebración ayer de Santiago Apóstol, buena ocasión para reencuentros

participantes españoles en la JMJ Cracovia 2016 celebran eucaristía en el santuario de Czestochowa 25 julio 2016 fiesta de Santiago Apóstol

Una imagen de la celebración ayer de los españoles en el santuario de Czestochowa

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | Negritas. Dícese del término periodístico que define a cualquier persona de renombre que merece ser subrayada en una crónica. En ocasiones, el término se devalúa y se puede elevar a negrita quien solo es fusa o semifusa. Pues bien, Czestochowa ayer era un acumule de negritas en mi trayectoria vital. O al menos, peregrina. Porque en menos de cinco minutos me encontré con Pepe, el sacerdote que me guió en la JMJ de Colonia, y con JJ, el viator con el que vivimos vía satélite desde Silos y en horas intempestivas la JMJ de Sidney. Ahora, juntos en Polonia.

Pepe me da un abrazo y aunque su rostro podría delatar cansancio, confiesa estar “estupendo”. Y bromea con un tercer interlocutor: “Cuidado, que ya sabes que es de Vida Nueva…”.

A JJ le abrazo yo, previo aviso con un megáfono que eché en la mochila para avistar negritas. “Aquí estoy, con Juan Carlos”. Y ese Juan Carlos no es otro que el nuevo obispo de Vitoria. Él sí que parece no tener un solo síntoma de cansancio. Y eso que lleva a las espaldas los mismos kilómetros de autobús que sus chavales. “Esta mañana hemos dejado atrás nuestra diócesis polaca de acogida y aquello ha terminado con lágrimas. No sabes cómo se han entregado con nosotros y con los jóvenes”.

Desde ahí me dirijo al altar de la explanada del santuario. El lugar desde el que Juan Pablo II presidió justo hace 25 años la JMJ de Czestochowa. María me acompaña. Es calasancia. “Yo fui de los jóvenes que estuve aquí. Aquel fue el primer ‘zamarreón’ que recibí. La fuerza con la que hablaba el Papa y la experiencia de ver a tanta gente me tocó”. Hoy ella es la que acompaña para que otros se sienten tocados.

Llegamos al altar. Interrumpo a Toño Casado y al padre Damián. Toño se preocupa por la salud de mi grupo: “¿Habéis probado ya las salchichas polacas? Hace falta energía para aguantar estos madrugones”. Mientras, Damián ensaya la Salve Rociera, que cerrará la misa: “Me han confirmado que cantaré durante la vigilia antes de que llegue el Papa. Ahí estaremos todos los españoles”.

Entre tanto, llegan los obispos. Y disfrutan desde allí de la respuesta de los jóvenes españoles, de la alegría desbordada. Hacen fotos, graban vídeos… Hasta que uno comenta: “Cuidado con asomarse tanto por ahí, que el Papa ha dicho que no balconeemos“. Se hace el silencio. Comienza la eucaristía.


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