Damian Muskus: “Entre Francisco y Juan Pablo II no hay competencia”

Damian Muskus, obispo auxiliar de Cracovia y coordinador general de la JMJ

Entrevista con el obispo auxiliar de Cracovia y coordinador general de la JMJ

Damian Muskus, obispo auxiliar de Cracovia y coordinador general de la JMJ

RUBÉN CRUZ | Cracovia ya está llenándose de jóvenes llegados de 187 países para celebrar la 31ª Jornada Mundial de la Juventud, que se inaugura de manera oficial mañana martes 26 de julio, con la misa de apertura en el Parque Blonia. Será la segunda JMJ de Francisco. Y tiene lugar en el país que vio nacer a san Juan Pablo II. Sin embargo, “no existe ningún tipo de competición entre ambos, porque Francisco también es el Padre de los polacos”, explica en una entrevista a Vida Nueva Damian Muskus, arzobispo auxiliar de Cracovia y coordinador general del Comité Organizador de la JMJ. Además, el macroevento contará con guiños a “nuestros hermanos refugiados, que serán protagonistas del Vía Crucis.

PREGUNTA.- ¿Cómo va a estar presente san Juan Pablo II en la JMJ?

RESPUESTA.- Su presencia se reflejará en varios aspectos. En primer lugar, porque Cracovia es su ciudad. Aquí pasó su juventud y varios años de su madurez. Los jóvenes seguirán sus pasos, conocerán los lugares que él solía visitar, las iglesias donde solía rezar, conocerán la historia de su vida… El segundo aspecto es nuestro deseo de acercar la enseñanza de Juan Pablo II dirigida a los jóvenes. Fue precisamente en Cracovia donde tuvieron lugar sus primeros encuentros con los jóvenes. Siendo sacerdote y luego obispo de Cracovia, Karol Wojtyla apreciaba los contactos con la juventud. Estoy convencido de que la gran obra de la Jornada Mundial de la Juventud tiene sus orígenes aquí: en los encuentros con estudiantes universitarios, en las excursiones de senderismo o en sus aventuras en kayak, en las peregrinaciones diocesanas al santuario mariano de Kalwaria Zabrzydowska… Y el tercer aspecto es la santidad. Juan Pablo II es el santo patrono de la JMJ, el gran apóstol de la Divina Misericordia. Sus reliquias estarán presentes durante el evento. Y, pidiendo su intercesión, vamos a rezar por la Misericordia Divina para el mundo entero.

P.- ¿Teme que durante el evento Francisco ensombrezca a Juan Pablo II o que este lo haga con Francisco?

R.- La Iglesia es una, de Cristo, y el Papa es su cabeza. No existe competición entre Francisco y Juan Pablo II. Los polacos respetan y quieren a Francisco, reflexionan sobre su enseñanza, como también pasaba con la enseñanza de Benedicto XVI. Francisco es el apóstol de la Divina Misericordia de estos tiempos tan difíciles y nos enseña cómo realizar el mensaje que Juan Pablo II presentó al mundo. Obviamente, Juan Pablo II es nuestro compatriota. Muchos lo recuerdan bien, sus amigos y colaboradores siguen vivos. Para nosotros, es un Padre amado, pero esto no significa que no amemos a Francisco. Él también es nuestro Padre.



“Polonia necesita sentido de la comunidad y solidaridad”

P.- Francisco llegará el miércoles. ¿Qué espera el país de esta visita?

R.- Polonia es un país con una preciosa historia de fe, de una profunda tradición religiosa que es cuidada con amor. Somos un país donde la Iglesia está viva y llena de diferentes realidades. Pero, al mismo tiempo, somos un país dividido socialmente, con problemas económicos y culturales. La secularización no nos afecta tanto como a algunos países de Europa; sin embargo, también tenemos que enfrentarnos a este reto. Polonia es un país que hoy necesita el sentido de la comunidad y la solidaridad. Esperamos encontrarla junto con los jóvenes de todo el mundo y el papa Francisco.

P.- ¿Qué puede aportar Polonia a los católicos más jóvenes?

R.- El don más bonito que Cracovia puede entregar a los jóvenes del mundo es la oportunidad de sumergirse en la Misericordia de Dios. Y lo hará en la colina del Santuario de la Divina Misericordia de Lagiewniki. El segundo regalo es la oportunidad de tocar los lugares relacionados con muchos santos y beatos que vivían aquí. Polonia es un país con muchos siglos de historia, y esta está arraigada en la cultura cristiana. Tenemos muchos santos y beatos que influyeron en la historia de nuestra nación. En la misma Cracovia vivieron más de 20 santos canonizados por la Iglesia. El tercer regalo es el don de la auténtica comunidad y el ambiente de unidad que proviene de la relación con Jesús, ya que la Iglesia polaca, a pesar de las crisis, sigue siendo una comunidad activa y numerosa.

P.- Han pasado 25 años ya de la única JMJ celebrada en Polonia. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

R.- En la historia de Europa y de nuestro país, estos 25 años han marcado una época. Durante la Jornada Mundial de la Juventud de 1991 en Czestochowa, apenas empezábamos a saborear la libertad después de la caída del muro de Berlín dos años antes. Ahora vivimos en una realidad totalmente diferente.



Un encuentro con la misericordia

P.- El cardenal Stanislaw Rylko ha dicho que la JMJ servirá para que los jóvenes reflexionen sobre la misericordia como ideal de vida… ¿Cómo ha vivido Polonia la preparación de este macroevento católico?

R.- La JMJ tiene un programa y un ritmo definido, que consta de los actos centrales –con la participación del Papa–, las catequesis pronunciadas por los obispos, el Festival de la Juventud y el centro vocacional. Estos son los marcos universales de todas las organizaciones de JMJ. Nosotros, con nuestro lema (“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia”), y por el contexto de los tiempos actuales y de los rasgos característicos de la iglesia local, que es la anfitriona de la Jornada, damos un valor añadido. La JMJ de Cracovia será un tiempo para el encuentro de los jóvenes con la Divina Misericordia, y esto es lo que hace esta jornada tan excepcional.

P.- Polonia ha vivido en los últimos meses tensiones con la acogida a los refugiados. ¿Se prevé algún tipo de guiño a este colectivo durante las jornadas?

R.- Estas tensiones no afectan solo a Polonia. Estoy convencido de que, aquí, comparado con los demás países europeos, son incluso más suaves. Los polacos han demostrado varias veces su hospitalidad; por ejemplo, acogiendo a los migrantes tras el retorno del Este. El debate público sobre este fenómeno, nuevo para nosotros, es natural y deseado. Los obispos polacos también tomamos voz en este asunto, declarándonos siempre a favor de la acogida de los refugiados, nuestros hermanos, en los que vemos la cara de Cristo. Un acento importante fue la firma de una declaración común de la Iglesia polaca y de otras iglesias cristianas, cuyo objetivo es la colaboración, la ayuda a los necesitados y la oración. Dedicaremos un espacio a los refugiados durante la JMJ. Su situación será uno de los temas del Vía Crucis con el papa Francisco. Hemos invitado también a la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada para que colabore en la preparación del programa de la JMJ. Ellos han sido los encargados de preparar los eventos dedicados a los refugiados.

La seguridad, la prioridad

“La cuestión de la seguridad durante la JMJ es nuestra prioridad”, dice Muskus. Como organizadores están tratando el tema “con la máxima preocupación y responsabilidad”. Maxime después del reciente atentado en Niza. “Vivimos tiempos difíciles, y es de vital importancia que cualquier institución que prepare un evento con la participación de miles de personas ponga mucha atención a su seguridad. ¿Y los jóvenes, se quedarán en casa por temor a que suceda una desgracia? “Algunos jóvenes tienen miedo, pero quiero recordar que la JMJ de 2002 en Toronto se celebró poco después de los atentados en Nueva York. Los jóvenes llegaron de forma masiva y dieron un testimonio de coraje y perseverancia. Demostraron al mundo que no podemos dejarnos asustar. Demostraron que quieren construir una civilización basada en el amor y la paz. Creo que vamos a experimentar lo mismo en Cracovia”.

En el nº 2.998 de Vida Nueva

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