Milton Mejía. Secretario General del Consejo Latinoamericano de Iglesias

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“Propuestas guerreristas no caben para un seguidor fiel de Jesús”

El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) es una organización de iglesias y movimientos cristianos creada para promover la unidad entre los cristianos del continente. Entre sus desafíos se cuentan responder desde la fe a los cambios civilizatorios e incidir socialmente en favor de la defensa de los derechos humanos. Vida Nueva Colombia entrevistó a su Secretario General, el pastor presbiteriano de origen barranquillero Milton Mejía.

Se cumplen 25 años de la Constitución y de la promulgación en Colombia de la libertad religiosa y de culto. ¿Qué lectura hace de este hecho?

Me parece un logro grande que la Constitución haya reconocido la libertad religiosa de todas las iglesias y que los cristianos pudiéramos expresar de manera pública y libre nuestra fe y nuestra forma de vivirla. Es bueno, además, que el Presidente haya definido por decreto el 4 de julio como día de la libertad religiosa. Pedagógicamente es un logro.

Sin embargo, en estos 25 años observo una tensión entre libertad e igualdad. Muchos sectores reclaman igualdad religiosa, pero porque quieren ser iguales a los católicos. Personalmente, como pastor presbiteriano, nunca me gustaría que mi iglesia fuera igual a la Iglesia Católica. La Iglesia Presbiteriana debe ser fiel a su tradición histórica, a su forma de hacer misión, a su forma de actuar en el mundo. Otros sectores hablan de igualdad en el sentido de que quieren tener los mismos privilegios que tiene la Iglesia Católica, el mismo poder ante el Estado colombiano y recibir recursos. A mí eso tampoco me gustaría. Me gustaría poder interlocutar con el Estado para que el Estado pueda avanzar en procesos de derechos humanos para democratizar la sociedad y construir paz.

Cuando se inició la Reforma Protestante, los reformados iniciaron reclamando libertad religiosa y de conciencia, pero rápidamente se dieron cuenta de que para que hubiera libertad de conciencia tenía que haber derechos humanos como soporte. Los derechos humanos son los que  permiten a todo ser humano vivir la libertad y la libertad de conciencia. A muchos confunde que reclamamos libertad de conciencia pero cuando vemos a otros en la sociedad que quieren vivir de acuerdo a sus criterios decimos que está mal.

¿Cómo ha contribuido la Iglesia Presbiteriana a la construcción de paz en Colombia?

Desde que surgió, la tradición presbiteriana ha luchado por reconocer los derechos de todas las personas, independientemente de su condición humana y de su forma de vivir. Cuando la Iglesia Presbiteriana llegó al país hace 160 años vino con una propuesta de fortalecer una educación más comprometida con la participación democrática, con el reconocimiento de derechos, con la inclusión de otras religiones. Antes de fundar iglesias, fundamos colegios. Nuestros colegios fueron espacios a donde llegaba la diversidad; incluso, los grupos que eran rechazados en los colegios católicos. Llegaba gente de otras religiones, de los partidos políticos diferentes a los tradicionales. La Iglesia Presbiteriana llegó con una propuesta religiosa que hace que la sociedad sea más democrática, más respetuosa de la libertad, de los derechos humanos; una sociedad que pueda vivir en paz en la diversidad.

¿Qué desafío eclesial destaca?

Hacer una lectura bíblica que resalte como mensaje principal de Jesús vivir en paz. Jesús rompió con la tradición del pueblo judío, un pueblo guerrero que había conquistado a otros pueblos por la guerra. Esperaban a un guerrero; pero Jesús rechazó todo tipo de expresión violenta de guerra. Logró una propuesta de paz. Los cristianos debemos recuperar eso: el centro del Evangelio es ser anunciador, constructor de paz. Propuestas guerreristas no caben para un seguidor fiel de Jesús, porque él rechazó tanto los imaginarios violentos como las prácticas y relaciones violentas.

DICTO SENTENCIA

  • “La libertad religiosa y de conciencia, para que sea plena, tiene que tener como soporte los derechos humanos”.
  • “Nuestra tradición acostumbra resaltar el aporte de los mártires o de los líderes que han contribuido a la paz manteniendo vivo su testimonio y fortaleciendo el trabajo comunitario”.
  • “El centro del Evangelio es ser anunciador, constructor de paz”.

 

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