La esperanza a pesar de todo

La firma del acuerdo de cese al fuego por parte de las FARC y el estado colombiano en La Habana es un hecho que fortalece la esperanza a pesar de todo. Porque no son pocas las voces que ahora se levantan para criticar uno u otro aspecto del mismo y las que, con pretensiones de una autoridad poco respaldada por sus hechos anteriores, reclaman una perfección en los detalles que no ha existido en los acuerdos que en otros tiempos se han realizado buscando la finalización de las acciones de alzados en armas.

A pesar de todos los que ahora se oponen buscando argumentos y mirando con lupa todo lo conciliado, es importante pensar, ante todo, desde la víctimas, para estar ciertos de la oportunidad de respirar aires nuevos por los campos y sectores populares de esta patria sufrida. Ciertamente que quienes han vivido protegidos y custodiados por escoltas y escuadrones de protección no pueden sentir en carne propia lo grande que puede ser el cese al fuego y la posibilidad de transitar en paz por campos y veredas. Por ello, a pesar de estas voces estridentes tenemos el derecho de  alimentar la esperanza en que, por fin, nuestros hermanos y hermanas más pobres volverán a respirar aires de paz.

Pero una fuerte concientización acerca del desarme de los espíritus y la búsqueda de hacer verdad la llamada a buscar el Reino y su justicia, para que por añadidura nos venga la paz, es una oportunidad que debe estimular la imaginación y la acción de cada colombiano y colombiana de bien, de manera que nos convirtamos, desde ya y  para  mañana, en constructores de nuevas esperanzas. La fuerza del Espíritu, que hace nuevas todas las cosas, sea el impulso que anime esta esperanza a pesar de todo lo que ha pasado.

Ignacio Madera Vargas, SDS

Teólogo

Compartir