CHILE – Mesa de diálogo busca soluciones

Constituida por la presidenta Bachelet tiene cuatro meses para formular sus propuestas frente al conflicto con el pueblo mapuche

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La tensión en la Araucanía sigue. Casi a diario son incendiadas bodegas, camiones, casas o capillas (ver Vida Nueva Nº 79). Un fuerte contingente policial es superado por los hechos generando críticas a la respuesta gubernamental y aumentando la sensación de inseguridad. Aumentan las personas que andan armadas y en algún incidente ha habido tiroteos entre originarios y agricultores.

En diciembre pasado, la presidenta Michelle Bachelet visitó Temuco. Se reunió con autoridades y dirigentes a quienes ofreció constituir una mesa de diálogo para abordar la situación regional. Esa promesa se cumple ahora con la Comisión Asesora Presidencial para La Araucanía integrada por 20 personas de muy diversas procedencias y representaciones. La sesión inaugural tuvo lugar el lunes 11 de julio con la asistencia de cuatro ministros en representación de Bachelet. Algunos dirigentes y alcaldes mapuche ya han manifestado sus críticas, tanto por la ausencia de la mandataria en la inauguración, como porque consideran que la iniciativa tiene un débil respaldo político.

Sin embargo, el encuentro se desarrolló en medio de un clima optimista. Luego de casi tres horas de reunión, el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, dio cuenta del inicio del trabajo: “Hay que poner el acento en las cuestiones que nos importan a todos, para avanzar en la solución de los problemas que enfrenta La Araucanía, que son un desafío no sólo de esta región, sino del país en su conjunto. Este es un espacio de diálogo no limitado, es amplio e inclusivo, tenemos que ser capaces de recoger todas las miradas y todas las voces”. También aclaró que la convocatoria se realizó en conjunto entre el gobierno y el obispo de Temuco, Héctor Vargas, quien oficia de “facilitador” de la mesa, la cual sesionará cada 15 días, por espacio de al menos cuatro meses.

El Obispo Vargas, después de la primera sesión, escribió una carta pública en la que, después de describir la situación en la región, expresó: “En esta vida, las directivas, equipos deportivos, partidos políticos, movimientos sociales, gobiernos, Iglesias, e incluso familias ‘perfectas’ o ‘ideales’, no existen. Tampoco una Mesa como ésta. Por tanto, es normal que no exista completo acuerdo en su composición y de diversos sectores se escuchen opiniones críticas. Pero más allá de esto, luego de la primera sesión, ha quedado demostrado que existe una clara consciencia de la enorme responsabilidad que este mandato Presidencial implica, del deseo de sus integrantes de llevar a cabo un trabajo muy serio, de escuchar a los diversos sectores que deseen compartir sus reflexiones y aportes en favor de la justicia y la paz en La Araucanía, de levantar un temario con los asuntos más sensibles, de instalar comisiones de profundización de los mismos, de contar con la asesoría de expertos, y discernir formas de consenso”. Y agregó: “Tenemos claro que las grandes esperanzas no se colman automáticamente con el fruto de una mesa, implica procesos, pero confiemos que pueda ser un paso más para avanzar en la dirección correcta”.

 

Oración personal y comunitaria

En la carta, Vargas pide el apoyo de los cristianos de su diócesis porque tiene claro que los temas que debe abordar la Comisión son difíciles, “en donde se entrecruzan sentimientos, prejuicios, ideologías, intereses políticos, sociales y económicos, y en modo particular, una dolorosa historia de desencuentros y violencia. Por eso, invito a participar activamente con su oración personal y comunitaria, con el fin que el Señor abra los corazones y los predisponga al diálogo, y mueva las voluntades hacia a los grandes acuerdos que necesitamos por el bien todos los hombres y mujeres de La Araucanía”.

Finaliza su carta expresando “desde ya mi respeto y admiración por quienes, venciendo temores y obstáculos, quitando espacios a sus trabajos y familias, han aceptado con enorme generosidad este desafío solo por el bien común de esta tierra que amamos, a la que queremos servir con lo mejor de nosotros mismos”.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO. SANTIAGO

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