Id y anunciad… en zapatillas

cartel de la puerta de embarque hacia Cracovia

Primera entrega del ‘Diario de un peregrino’ en la JMJ Cracovia 2016

cartel de la puerta de embarque hacia Cracovia

La puerta de embarque del avión hacia Cracovia, anoche en el aeropuerto madrileño de Barajas

JOSÉ BELTRÁN, enviado especial a CRACOVIA | Me he puesto las zapatillas que utilizo para correr. No para salir corriendo. Están gastadas. No solo para que los pies aguanten los días de peregrinación. Tienen mucho de mí. Horas de camino recorrido en lo cotidiano. Declaración de intenciones. Mi paso. Mi huella. Con ella me planto en la JMJ. Con lo vivido. Con lo que soy y con lo que me queda por andar. Las miro en la T-4 de Barajas. En un área de descanso, mientras me termino el bocata. Y camino.

“¿Quieres cacahuetes de Camerún? Aportan energía…”. Cojo sin rechistar. La denominación de origen vence. Y convence. Son cerca de las doce de la noche y estamos esperando a que nos adjudiquen puerta de embarque. Destino Cracovia. Poner rumbo a Polonia exigirá entregarse a los frutos secos en más de una ocasión. Seguro.

Pero son esos cacahuetes los que verdaderamente me hacen caer en la cuenta de que estoy en una JMJ. Solo en el marco de un encuentro de jóvenes cristianos, alguien te podría ofrecer algo que te evoca, sin quererlo, al envío, a la misión, al encuentro entre culturas. Un simple cacahuete hace que uno no haya salido del lugar de origen y ya perciba que esto implica algo más de vuelta.

Con las zapatillas de uno. Con esas con las que hace un rato me acercaba al altar tras escuchar a Fernando, el escolapio que bendice el viaje. “Este es Jesús, el que nos envía a Cracovia, sin tener ni idea de polaco y defendiéndonos poco con el inglés”.

Id y anunciad, peregrinos. En zapatillas. Con frutos secos. Bienvenidos a la JMJ 2016.

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