JMJ Cracovia 2016: a Polonia bajo el halo de san Juan Pablo II

jóvenes preparación Jornada Mundial de la Juventud JMJ Cracovia 2016

Claves para entender el viaje de Francisco al país y su encuentro con los jóvenes

jóvenes preparación Jornada Mundial de la Juventud JMJ Cracovia 2016

DARÍO MENOR | Jorge Mario Bergoglio le debe en parte su pontificado a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Sin la inminencia de la celebración de este encuentro multitudinario de jóvenes en Río de Janeiro, en el verano de 2013, Joseph Ratzinger tal vez no habría presentado su renuncia en febrero de aquel año. Lo explicaba un alto funcionario de la Curia romana en uno de aquellos inciertos días de sede vacante anteriores al cónclave. “Benedicto XVI volvió agotado del viaje a México y Cuba de marzo de 2012. Cuando regresó a Roma, los médicos le desaconsejaron vivamente que realizara otro vuelo transatlántico y que se sometiera al desgaste que supone una visita de tantos días”.

“A Ratzinger –continúa– también le pesó ver cómo se había deteriorado la salud de su hermano Georg, ya casi ciego y sin poder caminar por sí mismo. Con tres años menos que él, temía seguir sus pasos. Benedicto XVI sabía bien la importancia que tiene para la juventud católica la JMJ y le preocupaba que en la de Río de Janeiro no participara un papa. Aquella reflexión acabó propiciando su renuncia”.

Al final fue Bergoglio el que acudió a la ciudad brasileña, donde se dio los primeros grandes baños de masas fuera de Roma y terminó de meterse en el bolsillo a la opinión pública internacional. Aquella JMJ marcó el inicio de su pontificado: mostró de qué pasta estaba hecho aquel purpurado de expresión avinagrada al que los otros cardenales fueron a buscar “hasta el fin del mundo” para poner en sus manos las riendas de la Iglesia.

Varias de las frases que dijo en Río de Janeiro han quedado ya asociadas de forma indeleble a su figura. Entre ellas está su petición a los jóvenes de que “hicieran lío”, o aquel reconocimiento de que “quién era el” para juzgar a un gay si “busca al Señor y tiene buena voluntad”, según comentó durante el vuelo de vuelta a Roma en su conversación con los periodistas que le acompañaron en el avión.



Una “decisión profética” de Wojtyla

papa Juan Pablo II abraza a un joven participante en la JMJ de Denver 1993

Juan Pablo II abraza a un participante de la JMJ de Denver 1993

Si la de Río de Janeiro fue la JMJ que Francisco heredó de su inmediato predecesor, tres años después está a punto de afrontar una nueva cita multitudinaria con la juventud católica marcada por la figura de san Juan Pablo II. Del 27 al 31 de julio, Bergoglio viajará a Polonia para presidir la 31ª JMJ, que se celebra en Cracovia, patria chica de Karol Wojtyla y la ciudad de la que fue arzobispo antes de ser elegido obispo de Roma.

El actual Pontífice aprovechará su estancia en este país de Europa oriental para conocer el santuario de Czestochowa, epicentro de la espiritualidad católica polaca, así como para visitar el complejo de campamentos de Auschwitz y Birkenau, donde se calcula que los nazis acabaron con la vida de más de 1,3 millones de judíos y miembros de otros pueblos o minorías que consideraban enemigas. Mientras que en Czestochowa tiene previsto presidir una misa con motivo del 1.050° aniversario del Bautismo de Polonia, en Auschwitz Francisco desea sobre todo realizar una oración en memoria de todas las víctimas del Holocausto. Lo reveló el presidente polaco, Andrzej Duda, tras mantener una audiencia privada con el Papa en el Palacio Apostólico del Vaticano, en noviembre.

La de Cracovia será la primera JMJ desde que Wojtyla fue canonizado, y su figura estará presente tanto en el recuerdo de los participantes como, a buen seguro, en las palabras y los gestos de Bergoglio. San Juan Pablo II fue, además, quien se inventó estos encuentros multitudinarios con los que la Iglesia consigue volver a sintonizar con los jóvenes.

Lo explica su compatriota, el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, en el prólogo del libro Generazione GMG (Generación JMJ), escrito por el periodista del diario Avvenire Mimmo Muolo. Como tantos otros presbíteros, Rylko confiesa que estos encuentros han marcado “toda mi vida de sacerdote primero, y de obispo y cardenal después”.

Considera que la puesta en marcha de estas iniciativas fue una “decisión profética” de san Juan Pablo II. En particular, recuerda las palabras con las que el Papa polaco explicó a la Iglesia los motivos del nacimiento de la JMJ durante su discurso navideño al Colegio cardenalicio en diciembre de 1985. “Todos los jóvenes deben sentirse acompañados por la Iglesia: es por ello que toda la Iglesia, en unión con el sucesor de Pedro, se siente más comprometida, a nivel mundial, a favor de la juventud, de sus preocupaciones y peticiones, de su apertura y esperanzas, para corresponder a sus aspiraciones, comunicando la certeza que es Cristo, la Verdad que es Cristo, el amor que es Cristo, a través de una apropiada formación que es la forma necesaria y actual de la evangelización”, dijo hace ya tres décadas el Pontífice.

¿Están en riesgo las JMJ?

Aunque resulte difícil de creer si se tienen en cuenta las mastodónticas cifras de participación de las últimas JMJ y su efecto positivo en el crecimiento de la fe de buena parte de sus asistentes, son cíclicas las voces que aparecen en el Vaticano sobre la necesidad de poner un punto final a estas convocatorias. Fueron insistentes durante la última parte del pontificado de Juan Pablo II, pero Benedicto XVI se encargó de acallarlas cuando presidió la edición de 2005 en la ciudad alemana de Colonia.

Surgieron igualmente rumores en este sentido de cara al encuentro de Cracovia: para algunos, habría sido el broche de oro por su vinculación con san Juan Pablo II, “padre” de estas citas.

La inminente JMJ ha superado estas y otras dificultades y se presenta como la ocasión propicia para que Bergoglio confirme la fe de los jóvenes católicos de todo el mundo, pero en particular la de los europeos. Tras un pontificado en cierta forma “eurocentrista” como el de Benedicto XVI, el Viejo Continente ha ocupado hasta ahora un protagonismo reducido en los tres años y medio como obispo de Roma de Francisco, quien aún no ha viajado a ninguno de los grandes países europeos. Esta JMJ sigue así la línea de otras citas anteriores dedicadas a confrontarse con el Occidente descristianizado, como la de Santiago de Compostela en 1985, Denver en 1993, París en 1997, Toronto en 2002, Colonia en 2005 o Madrid en 2011.

Claves eclesiásticas en Polonia

El encuentro de Cracovia mantiene la misma estructura organizativa de las ediciones anteriores: varios días de catequesis, Vía Crucis, vigilia de oración y solemne misa de clausura. [Programa completo de Francisco en Polonia]

Habrá que estar además atentos a las claves eclesiásticas que deje Francisco en dos de los encuentros que mantendrá durante su estancia en Polonia. El primero será con los obispos polacos. No son pocas las voces que advierten de la fractura que se está dando en el episcopado europeo debido al ultraconservadurismo de algunos pastores de los países del Este. Parecen no ser ajenos a las políticas populistas y xenófobas que están prendiendo en esta parte del Viejo Continente.

El segundo momento clave será la misa presidida por el Papa junto a los sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y seminaristas polacos en su penúltimo día en el país. En esos momentos, Bergoglio suele aprovechar para insuflar ánimos, criticar posturas que considera erróneas y, en definitiva, para relanzar la comunidad eclesiástica local y conseguir que sintonice con su idea de Iglesia.

En el nº 2.997 de Vida Nueva

Compartir