Dos familias sirias, las últimas en llegar en un año en el que han acogido a 33 personas
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | La Diócesis de León se está volcando en la atención a los refugiados. En lo que va de año ya han atendido a 33 personas, de 12 nacionalidades distintas. Las últimas llegaron el pasado 28 de junio, cuando dos familias sirias de Homs (dos matrimonios y un total de cinco hijos entre ambas, con edades comprendidas entre uno y 11 años de edad), que llevaban cuatro años en campamentos en Líbano, fueron alojadas en dos pisos propiedad de la diócesis.
En las puertas de sus nuevos hogares recibieron el cariñoso saludo del obispo leonés, Julián López, y del sacerdote local Pedro Puente, fundador y presidente de ACCEM (Asociación Comisión Católica Española de Migración), la institución encargada por el Gobierno, junto a Cruz Roja y a CEAR, de coordinar la atención de los refugiados en nuestro país.
Precisamente, Pedro Puente es el gran artífice de una estrecha colaboración entre la entidad de origen eclesial (ACCEM nació directamente como asociación de la comisión que en la Conferencia Episcopal trabajaba esta cuestión) y la diócesis. Hasta el punto de que, desde 1992, cuando se fundó la institución, en León ya han acogido a 800 solicitantes de asilo.
Como informa el también presidente de la Fundación Secretariado Gitano a Vida Nueva, a lo largo del siguiente año, empezando por un plan específico en los primeros seis meses, todas las personas expatriadas atendidas por la diócesis leonesa a través de ACCEM recibirán apoyo jurídico, psicólogico y formativo, poniéndose especial énfasis en su aprendizaje del idioma.
Tampoco faltará un plus de acompañamiento en lo humano. Así se lo mostró el obispo López a las dos familias de Homs, cuando les expuso cómo hacen suyo el llamamiento del papa Francisco de que cada entidad eclesial sea hogar para los refugiados. “Si hubiera sido posible su traslado –les dijo–, habríamos buscado inmediatamente un avión para traerlos al día siguiente de conocer su situación. Pero nunca es tarde si la dicha es buena”.
En el nº 2.996 de Vida Nueva
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