La Iglesia a los políticos: España exige generosidad

Balcón PP elecciones 26-J

“Sería bochornoso asistir a unas terceras elecciones”, dice un obispo tras el 26-J

Balcón PP elecciones 26-J

Mariano Rajoy, en el balcón de Génova, respaldado por su mujer y la Ejecutiva Popular en la noche electoral

La Iglesia a los políticos: España exige generosidad [extracto]

R. CRUZ / J. LORENZO | “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Con estas palabras de Winston Churchill responde un prelado a Vida Nueva al ser preguntado sobre qué le pediría a la clase política ante el nuevo escenario que han dejado los comicios del 26-J. La realidad es que las nuevas elecciones han fortalecido al hasta ahora presidente en funciones, Mariano Rajoy, que ha obtenido 137 escaños, 14 más que el 20 de diciembre. Sin embargo, la suma de dos partidos sigue sin dar una mayoría absoluta para formar Gobierno. Vuelve a tocar hablar para llegar a acuerdos y no forzar la celebración de unas terceras elecciones.

El PSOE ha cosechado el peor dato de su historia, obteniendo 85 representantes –cinco menos que el 20-D–. Unidos Podemos permanece igual que en los pasados comicios (71 escaños), pese al avance que prometían las encuestas. Por su parte, Ciudadanos reduce su representación en 8 escaños, situándose en los 32. Ante está situación, las posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta (176 escaños) son tres: una alianza PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos (188 escaños); la suma de PP, Ciudadanos, PNV, CC y la abstención del diputado de Nueva Canarias, que concurría conjuntamente con el PSOE (176); o la unión de PSOE, Podemos y los nacionalistas –PNV, ERC, CDC, PNV, EH Bildu y CC– (181 escaños).

Uno de los obispos consultados indica que “la voz del pueblo es clara tras las elecciones: hay una llamada a la generosidad de los partidos políticos, algo que en las ultimas horas todavía no hemos visto. Me dan pena las declaraciones de algunos políticos, todos mirando quién ha tenido la culpa de lo que les ha pasado. Deberían recapacitar, porque la gente pide generosidad y no poner el bien común de la sociedad en un horizonte marcado por la ideología, el interés partidista y por no perder el propio asiento”. En este sentido, añade: “Tenemos que ceder y dialogar hasta cansarnos, y asumir responsabilidades, porque aquí parece que todos han ganado… Hay que recuperar la política como un servicio a la persona”.

La Iglesia, como la sociedad, pide un Gobierno de encuentro. “Es tiempo de demostrar altura de miras, talla política, generosidad… Los políticos tienen que tomar conciencia de que su función consiste en hacer el bien común, máxime en esta encrucijada histórica en la que nos encontramos, y dejar a un lado los partidismos y personalismos”, dice otro prelado a este semanario. Su deseo es que los partidos consigan ponerse de acuerdo. De hecho, “tienen el deber moral de ejercer su misión como Dios manda” y “evitar unas terceras elecciones, que sería bochornoso”.

Diálogo con todos

Por otro lado, Mariña Ríos, presidenta de CONFER, subraya que “la Vida Religiosa desea que quienes han sido elegidos para servir al pueblo lo hagan buscando la justicia y el bien común, poniendo en el centro a las personas, especialmente a las que son más vulnerables”. Su deseo es compartido por Isabel Cuenca, secretaria general de Justicia y Paz: “Atravesamos una larga crisis, donde es imprescindible que los partidos hagan el esfuerzo para conseguir formar un gobierno con el máximo respaldo parlamentario y social posible”.

Al mismo respecto, añade: “Es tiempo de la gran política y de volver a ilusionar a los ciudadanos con políticos que miran más allá de sus intereses particulares o de partido, que dejan atrás los vetos, que superan sus filias y fobias personales y que se ponen a trabajar para afrontar los problemas más importantes que tiene nuestra sociedad, como son la pobreza creciente, la desigualdad, el paro, la precariedad laboral y la corrupción”.

Por su parte, José Fernando Almazán, presidente de la HOAC, hace una reflexión en la que indica que “sin darnos cuenta, caemos en un modo de razonar perverso: ¿La gobernabilidad de un grupo diverso de personas es mejor cuando la mitad más uno de ellos opinan lo mismo e imponen su voluntad al resto? ¿No sería más eficaz, más cristiano si me apuran, dialogar para jerarquizar los problemas en orden de gravedad y acordar y poner en marcha soluciones para cada uno de ellos desde criterios que primen el bien común? Para esto hace falta voluntad de negociación. Pero, ahora y siempre, la responsabilidad mayor es la de los ganadores. Hemos de exigirla. Hay mucho en juego”. Y por ello, como concluye un obispo: “Rezamos por los gobernantes y políticos”.

En el nº 2.995 de Vida Nueva


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