Hacia una nueva Conferencia Episcopal

obispos españoles miembros del consejo C-5 para la reflexión sobre la nueva Conferencia Episcopal Española

Una comisión de cinco obispos reflexiona sobre su papel para afrontar los retos que le plantea la sociedad

obispos españoles miembros del consejo C-5 para la reflexión sobre la nueva Conferencia Episcopal Española

De izq. a dcha., Casimiro López, García Beltrán, Carlos López, Omella y Vicente Jiménez, y el coordinador de C-5, Gil Tamayo

JOSÉ LORENZO | La Conferencia Episcopal Española (CEE) se encuentra inmersa “en un proceso de revisión muy profunda” –como apunta un prelado a esta revista–, que busca ser la respuesta que desde la Iglesia en España se dé a la hoja de ruta eclesial que marca el papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii gaudium. “Esta celebración de los 50 años no es solo una mirada al pasado, a nuestra historia; nos tiene que servir para hacer examen de conciencia sobre si damos el tono evangelizador que el Papa espera de nosotros, si somos eficaces”, señaló José María Gil Tamayo.

El secretario general de la CEE participó en la rueda de prensa de clausura de la Comisión Permanente, celebrada en Madrid del 21 al 22 de junio. En esa misma reunión, empezó a dar cuenta de su labor la comisión de obispos encargada de elaborar una reflexión que será estudiada en la Asamblea Plenaria del próximo mes de noviembre.

El C-5 español

Esta comisión está formada por cinco miembros, los cincos primeros obispos más votados durante la Plenaria de marzo, y que fueron, por este orden: Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón; Ginés García Beltrán, obispo de Guadix-Baza; Carlos López, obispo de Salamanca; Juan José Omella, arzobispo de Barcelona; y Vicente Jiménez, arzobispo de Zaragoza. José María Gil Tamayo ha sido designado coordinador de esta especie de C-5, similar al C-9 que estudia la reforma de la Curia vaticana.

“Esta comisión no está planteada desde un punto de vista político”, añade otro prelado consultado por Vida Nueva. “Entre los cinco hay sensibilidades distintas, pero hay unanimidad en cuanto a lo que tiene que ser la línea de reflexión que nos mueva. Y entre lo primero, no está cambiar los estatutos. Eso llegará, pero no es el punto de partida”, apunta, para conjurar algunas críticas surgidas por quienes creen que priman los prelados “franciscanos” que pretenderían aprovechar su mayoría en la comisión para cambiar el reglamento interno.

“Lo que hay –añade el obispo– es el convencimiento de hacer una reflexión sobre el papel de la Conferencia Episcopal para hoy; y que sea una reflexión obra de todos los obispos y no la obra de una comisión de obispos. La voz de la Plenaria tiene que ser muy importante; y sin olvidar que es una comisión formada por los obispos que los propios obispos hemos querido que estuviesen en ella”. Y reitera que hoy “no se quiere entrar en el tema de los estatutos. Se considera que hay cosas más urgentes. La tentación sería cambiarlos, algo que ya se ha hecho en ocho ocasiones. Eso sería lo más fácil, pero no lo mejor”.

 

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