El Concilio de Creta, un paso pequeño pero significativo

Concilio Panortodoxo Creta

La primera cumbre ortodoxa en mil años es “vinculante” pese a la ausencia de Moscú y otros tres patriarcados

Concilio Panortodoxo Creta

Representantes de los diez patriarcados presentes en Creta, encabezados por el de Constantinopla, aplauden en un momento del encuentro

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | No ha supuesto la meta definitiva en el camino hacia la unidad, pero tampoco se puede concluir sin más que ha sido un fracaso. La celebración, un milenio después, del Concilio Panortodoxo en la isla griega de Creta, clausurado el 26 de junio, ha dejado satisfechos a los diez patriarcados ortodoxos asistentes, encabezados por el de Constantinopla, Bartolomé I.

Así lo ha reclamado el portavoz de la asamblea, el arzobispo Job Getcha de Telmessos, quien, antes del cierre del encuentro, ya recalcó que sería “vinculante”. Pero nadie puede obviar que la ausencia a última hora de los patriarcados de Bulgaria, Georgia, Antioquía y Moscú, liderada por el moscovita Kirill, ha supuesto un palo en la rueda que evidencia la rivalidad histórica entre Constantinopla y Moscú en el liderazgo de la ortodoxia.

En conversación con Vida Nueva, Fernando Rodríguez Garrapucho, consultor del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, reclama sosiego y que el análisis definitivo se postergue hasta conocer todas las claves: “Hacer un balance final del Concilio es por ahora precipitado. Tenemos que esperar a ver los documentos finales, analizarlos despacio y, sobre todo, ver la resonancia que tienen para los patriarcados que no han acudido”. Hasta ese punto ha sido significativa dicha ausencia que el también director del Centro Ecuménico Juan XXIII, de la UPSA, duda que incluso “podamos llamar a esta cita Concilio Panortodoxo”, por lo que supone “una gran ocasión perdida”.

A juicio de Garrapucho, aun siendo importante un encuentro así tras un milenio de espera, son decepcionantes los gestos que lo han acompañado desde antes de su inicio: “No se ha avanzado mucho hacia la unidad en la ortodoxia, más bien se ha puesto de relieve lo contrario; es decir, que dentro de los cristianos orientales ortodoxos hay dos grandes corrientes por ahora difíciles de conciliar: los que están abiertos al resto del cristianismo y quieren reconocer los elementos de Iglesia de Cristo que hay en las otras confesiones, y los que se consideran la única Iglesia verdadera con exclusión de los demás cristianos no ortodoxos”.

Apoyo del Papa

En este punto, ¿la Iglesia católica puede ayudar en algún sentido al acercamiento entre las Iglesias ortodoxas, sobre todo tras los últimos gestos de fraternidad de Francisco con los dos principales patriarcas, Bartolomé I y Kirill? Aquí el sacerdote también se reconoce escéptico: “La Iglesia católica puede influir poco en el progreso de unidad en la ortodoxia, porque los diversos patriarcados e Iglesias autocéfalas que constituyen esta parte tan importante del cristianismo son muy celosos de su independencia, y difícilmente permiten algo que para ellos suene a injerencia en sus asuntos. Además, al no tener una autoridad vinculante, es muy difícil hablar con todos a la vez, aunque la Iglesia católica lo lleva haciendo desde hace muchos años y lo seguirá haciendo en el futuro”.

El propio Francisco no quiso dejar pasar la oportunidad y el domingo 19, en el rezo del ángelus, pidió a todos los asistentes en la Plaza de San Pedro que rezasen “por nuestros hermanos ortodoxos”. Un innegable gesto con el que reivindicar su validez pese al portazo de Moscú.

En el nº 2.995 de Vida Nueva


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