‘aTempora’: Cervantes y Shakespeare, dos genios universales en Sigüenza

'aTempora' (Sigüenza)

La catedral seguntina reluce con esta magna exposición desde el 8 de junio hasta el 16 de octubre

Presentación de 'aTempora'  (Sigüenza)

Presentación de ‘aTempora’ con Emiliano García-Page, el obispo Atilano Rodríguez y otras autoridades

‘aTempora’: Cervantes y Shakespeare, dos genios universales en Sigüenza [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La pregunta era relativamente sencilla: ¿cómo era la época y el mundo en el que vivieron Cervantes y Shakespeare? La respuesta, sin embargo, ha sido extraordinaria, sorprendente y valiente: una magna exposición con 325 obras que, hasta el 16 de octubre, muestra la sociedad, la cultura y el arte sacro del Siglo de Oro en la mismísima catedral de Sigüenza y su claustro. Su título lo dice todo: aTempora. Cervantes-Shakespeare. 1616-2016. “Vemos que ya son 400 años los que han pasado desde el fallecimiento de las dos figuras más importantes de la literatura universal. Y su universalidad, precisamente, estriba en la atemporalidad de sus creaciones, que actualmente siguen vigentes en el espectro cultural mundial”, explica Alfonso Caballero Klink, comisario de esta ambiciosa muestra que sigue la estela de Las Edades del Hombre e introduce a la Iglesia como testigo de la historia.

Y por eso añade: “aTempora se resuelve como una inmersión en el mundo que caracterizó a Cervantes y Shakespeare, sus vidas personales, sus obras y las circunstancias globales que les rodearon”, relata el propio Caballero. Y, como manifiesta, “la elección de la catedral no es baladí, pues ofrecía, incluso, el hilo conductor del discurso narrativo de la exposición”. O sea, la bandera arrebatada al pirata inglés Francis Drake por Sancho Bravo y Arce de Laguna, sobrino nieto de Martín Vázquez de Arce, el llamado Doncel de Sigüenza, en 1589, solo dos años después de la derrota de la Armada Invencible.

'aTempora' (Sigüenza)

La muestra que se encuentra en la sacristía

“Y es que, indiscutiblemente, los seres humanos somos fruto de la época en la que vivimos –señala Caballero, exdirector del Museo de Santa Cruz de Toledo–. Eso es lo que se pretende mostrar con esta exposición: qué patrones políticos y culturales conformaban esta época de finales del XVI y principios del XVII, cómo era la vida, qué hechos históricos marcaron la cotidianidad y personalidad de estos autores universales, y, en definitiva, cómo todo ello configuró el contexto y la creatividad de la obra literaria que nos han legado”. En el “Rincón plateresco”, en la Sacristía de las Cabezas, en la Capilla del Doncel, en el altar mayor y el coro de la catedral seguntina discurre el omnipresente mundo religioso de aquel siglo XVI y principios del XVII.

“Un escenario arquitectónico de inigualable belleza y valor que ha permitido redundar y engrandecer el relato expositivo, transmitiéndolo de un modo espectacular”, como puntualiza Caballero. Hay piezas procedentes de la propia catedral y del Museo Diocesano, pero también de las parroquias y museos de Atienza, Pastrana, Tomelloso, Tendilla y Puebla de Valles, entre un total de 33 instituciones que han querido alumbrar una muestra en la que han confluido el Obispado de Sigüenza-Guadalajara, el Cabildo de la Catedral de Sigüenza, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el organismo estatal del IV Centenario de Cervantes. Y que permanece abierta desde el pasado 8 de junio hasta el 16 de octubre.

Un discurso expositivo dividido en 14 apartados

En el claustro gótico tardío, recientemente restaurado, se muestra por otro lado aquella convulsa sociedad civil de la que surgieron Don Quijote y Hamlet, aunque se ha mantenido la musealización ya existente: “En él se encuentran expuestas al público sobresalientes piezas, como una colección de ocho tapices flamencos y una Anunciación de El Greco, que por fechas encajaban perfectamente en el relato expositivo que pretendemos transmitir”. Aquí se inicia realmente el discurso expositivo, dividido en 14 apartados. Comienza con los retratos de Felipe II y Felipe III para proseguir con primeras ediciones de Garcilaso, Lope, Góngora, fray Luis de León, santa Teresa o Cervantes. Y se detiene en la faceta militar del autor de El Quijote.

'aTempora' (Sigüenza)

Una de las obras que alberga el interior de la catedral de Sigüenza

De ahí que se exhiba, por ejemplo, el famoso “Pendón de Lepanto” del Museo de Santa Cruz, junto a rodelas, espadas, capacetes, cañones… La sala capitular de la antigua catedral románica reúne un guiño a la vida cotidiana de aquella España con muebles, instrumentos musicales, platería, cerámica… Y finaliza con el denominado “gabinete del escritor” en la Capilla de los Zayas, escenario en el que se recrea cómo pudo ser aquella estancia en la que Cervantes escribió sus obras, con muebles, plumas originales, portabulas, tinteros, libros…

“Siguiendo el itinerario interpretativo, pasamos al interior de la catedral por la Puerta del Jaspe, dando lugar a un nuevo escenario, donde la majestuosidad de la catedral condicionará el relato expositivo”, según Caballero. Es el inicio del contexto religioso, con el altar de Santa Librada y el sepulcro de don Fadrique de Portugal como extraordinarios testimonios. O la Sacristía de las Cabezas, en la que se han instalado cruces procesionales y parroquiales, custodias, cálices, navetas, crismeras, relicarios… En la girola y sus cinco altares prosigue la historia y el arte, las devociones y los santos protectores de la diócesis, recorrido que culmina con el llamativo Crucificado de Luis Tristán.

Es un preámbulo a la Capilla del Doncel, el altar mayor y el coro, donde se ha instalado el magnífico catafalco funerario de la princesa de Éboli, procedente de la Colegiata de Pastrana. “Seguidamente, nos encaramos con la nave de la Epístola, en la que se puede disfrutar de la contemplación de piezas emblemáticas con la iconografía que sucede a la Crucifixión: Descendimiento, Piedad y Pentecostés. En esta última parte, se cuenta con obras de autores como Luis de Morales, Jorge Manuel Theotocópuli, Luis de Carvajal o Julio César Sémini. Por último tenemos a Juan Correa de Vivar, cuyo Cristo Resucitado completa el recorrido”. Es la constatación de otro arte –el sacro–, atemporal y universal, medieval y renacentista también en Sigüenza, que luce toda su riqueza patrimonial como nunca lo había hecho.

Un estandarte único arrebatado al pirata Drake

“Es una pieza de singular relevancia y muy poco conocida”, señala el comisario de la exposición, Alfonso Caballero Klink. La bandera arrebatada a la Armada inglesa comandada por sir Frances Drake tras el fallido asalto a Lisboa, entonces bajo el imperio de Felipe II, lo depositó como trofeo en la catedral de Sigüenza Sancho Bravo y Arce de Laguna, capitán de arcabuceros a caballo de las tropas hispanas. Aquella flota de 28.000 hombres y 200 navíos intentó primero atacar La Coruña, luego se dirigió a Lisboa, donde desembarcaron 12.000 hombres de infantería. “El objetivo era triple: destruir los restos de la Gran Armada que se reparaban en los puertos de la costa cantábrica, principalmente en Santander; conquistar Portugal; y por último, tomar las Islas Azores, para disponer de una base permanente desde donde atacar las naves comerciales procedentes de América”, expone el comisario. El estandarte –la única bandera inglesa conservada del siglo XVI, según Geoffrey Parker– ha estado “durante muchos años”, como dice Caballero, expuesto en la Capilla del Doncel, “hasta que su delicado estado de conservación aconsejó retirarla”. Ahora, ya restaurada –como también lo han sido otro medio centenar de piezas–, sirve de magnífico hilo introductorio en aTempora.

En el nº 2.995 de Vida Nueva


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