PARAGUAY: Entre el fuego y las rejas

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Un incendio en la Penitenciaría de Tacumbú dejó seis muertos y despertó la preocupación del Episcopado

Los obispos paraguayos denuncian las “condiciones infrahumanas” del sistema penitenciario de su país, luego de que un incendio en una unidad concluyera con seis muertes. Afirmaron que este hecho es una alerta para reflexionar sobre “el modelo de sociedad en el que vivimos actualmente”.

Seis vidas se cobró el incendio que tuvo lugar en la madrugada del viernes 10 de junio en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. El accidente se produjo en un lugar conocido dentro de la cárcel como “el sótano”, donde se realizaba confección de ropa y funcionaba como taller.

Según el informe forense, los internos fallecieron por asfixia al inhalar el humo tóxico, y luego fueron calcinados.

El capitán de los Bomberos Voluntarios del Paraguay explicó que la llegada al lugar se vio dificultada por el tránsito. A las dos de la mañana, los vecinos ya comenzaban a alarmarse por la intensa humareda; los bomberos llegaron al sitio sobre las cinco. Por su parte, la policía implementó un dispositivo de seguridad para evitar posibles fugas de reclusos, así como un despliegue de “agentes antimotines” para la prevención.

En el pabellón “sótano” convivían 40 reclusos que realizaban confección, marroquinería, zapatería y otros trabajos artesanales. Se presume que un cortocircuito provocó el inicio del fuego. Los intentos de controlarlo con extintores por parte de los internos no fueron exitosos, y este se propagó afectando también el sector de la tercera edad, que se encuentra arriba del anterior. El techo de este pabellón acabó desplomándose.

Los presos fallecidos fueron cinco: Alfredo Maciel (37 años), David Roberto Frazer Gamarra (37), César Herrera Bogado (47), Daniel Salinas (27) y Francisco Javier Benítez Cristaldo (41). En el siniestro también murió Blas Gaona (43), Jefe de seguridad de la penitenciaría, quién se desvaneció por el humo inhalado intentando salvar a los reclusos del pabellón de la tercera edad. Aunque se intentó socorrerlo, llegó sin vida al Hospital de Trauma.

Todos estos internos trabajaban en el programa de reinserción denominado Comunidad de Trabajadores de Tacumbú. Forraban termos, hacían trabajos de marroquinería en cuadros y espejos, confeccionaban ropas, bordados y tazas personalizadas. También se enseñaba el oficio de plomería. Estos productos se vendían dentro del penal, o fuera, por sus familiares. Con esos ingresos ayudaban a comprar los alimentos que cocinaban todos juntos en una cocina improvisada. Unas 50 personas vivían en ese sector.

En el sitio no había ningún extintor, pero sí una salida de emergencia. Tacumbú es la mayor penitenciaría de Paraguay. Allí viven hacinadas 3.450 personas, según las palabras mismas de su director, Luis Barreto.
Preocupación y denuncia
Ante lo sucedido, la Conferencia Episcopal Paraguaya emitió un comunicado titulado Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera vivirá en el que manifiesta su “cercanía espiritual” con los familiares de los fallecidos y también con la Ministra de Justicia, Carla Bacigalupo.

Los prelados consideraron “urgente” que las autoridades “asuman un compromiso acorde a las necesidades para poner en marcha la tan ansiada reforma penitenciaria, que respete los derechos que tienen los presos como personas”. “La privación de libertad debe ser una medida para proteger a la sociedad y, al mismo tiempo, que permita la enmienda y dignificación de quienes han cometido delitos y crímenes. Lamentamos profundamente que por descuido y falta de recursos en las penitenciarías, muchos presos vean aumentado su sufrimiento y que, en este caso, un grupo de ellos y un funcionario hayan perdido la vida tras el incendio”, expresó el Episcopado.

“Vemos con preocupación las condiciones infrahumanas de hacinamiento e insalubridad en que viven en la penitenciaría de Tacumbú y en las demás penitenciarías del país. También nos inquieta saber que la mayoría de los presos no han recibido una condena y pasan años esperando que el sistema judicial atienda sus causas”, alertaron. También señalaron que “Jesucristo se identificó con todos los presos, inocentes o culpables”, y que por tanto, como Iglesia “debemos imitarlo en su amor misericordioso hacia todos ellos”.
“Este hecho debe ser una llamada de atención que nos ayude a reflexionar sobre el modelo de sociedad en que vivimos actualmente”, aseveraron los obispos de Paraguay.

FERNANDO COSTA. ASUNCIÓN

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