Una espada traspasa el corazón de Orlando

jóvenes en grupo rezan por las víctimas del atentado contra un club gay en Orlando 12 junio 2016

Dolor, condena y solidaridad eclesial con las víctimas de la matanza en un club gay de la ciudad

jóvenes en grupo rezan por las víctimas del atentado contra un club gay en Orlando 12 junio 2016

Varios jóvenes de Orlando rezan por las víctimas

JOSÉ LUIS CELADA | Una nueva manifestación de “locura homicida y odio insensato”. Así califica el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, la matanza perpetrada en la ciudad estadounidense de Orlando (Florida) durante la madrugada del 12 de junio, en la que perdieron la vida 50 personas y otras 56 resultaron heridas. En una declaración difundida para transmitir el pésame y cercanía del papa Francisco, el jesuita expresa “los sentimientos más profundos de execración y de condena, de dolor y de turbación” ante los trágicos sucesos acaecidos en el club gay Pulse, cuando Omar Mateen (29 años) irrumpió armado en el local y acabó con la vida de decenas de compatriotas. Tres horas de asedio policial y la muerte del presunto asesino pusieron fin al que ya es el peor tiroteo en la historia del país y el segundo ataque más grave desde el 11-S.

El Papa “se une en la oración y en la compasión al sufrimiento indecible de las familias de las víctimas y heridos –prosigue el comunicado– y los encomienda al Señor para que puedan encontrar consuelo. Todos esperamos que se puedan identificar y combatir eficazmente lo antes posible las causas de esta violencia horrible y absurda, que turba tan profundamente el deseo de paz del pueblo estadounidense y de toda la humanidad”.

Proteger la vida

A las condolencias papales se suma el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y arzobispo de Louisville, Joseph E. Kurtz, para quien este “despertar a la violencia inenarrable en Orlando nos recuerda lo precioso de la vida”. Y apela al “amor misericordioso de Cristo”, que nos llama a “la solidaridad con el sufrimiento” y a proteger “cada vez con mayor determinación la vida y la dignidad de cada persona”.

En la misma línea se han manifestado otros episcopados y no pocos obispos del país, con John G. Noonan a la cabeza. Al frente de la Diócesis de Orlando desde 2010, el prelado siente que “una espada ha traspasado el corazón de nuestra ciudad”, y reza para que la misericordia de Dios les acompañe durante “este tiempo de tristeza, conmoción y confusión”.

“El poder curativo de Jesús –reflexiona– va más allá de nuestras heridas físicas y nos llama a proteger fervientemente la vida y la dignidad humana, además de orar por la paz en nuestro mundo”. Y así lo ha hecho la grey que tiene a su cargo, prestando toda la ayuda necesaria a familiares y amigos de los fallecidos.

También líderes políticos de los más diversos lugares –desde el propio Barack Obama hasta los cuatro aspirantes a la presidencia del Gobierno español– han condenado este ataque al “corazón de los derechos civiles”, mientras miles y miles de ciudadanos han participado en concentraciones silenciosas o vigilias de oración para expresar su dolor y su solidaridad con las víctimas.

¿El ataque homófobo de un homosexual casado?, ¿un atentado yihadista con el sello del Estado Islámico?, ¿otro trágico capítulo en la larga lista de muertes por arma de fuego que se producen en aquel país?… Al cierre de esta edición, y a la espera de que la investigación en curso confirme o no estas y otras hipótesis, lo único cierto es que ni género ni religión pueden convertirse en argumentos para arrebatar cruelmente la vida a nadie.

En el nº 2.993 de Vida Nueva

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