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‘Cristo en el Concilio Vaticano II. Una relectura a los cincuenta años’


Una obra de Salvador Gil Canto (Secretariado Trinitario) La recensión es de Salvador Pié-Ninot

Cristo en el Concilio Vaticano II. Una relectura a los cincuenta años, Salvador Gil Canto (Secretariado Trinitario)

Título: Cristo en el Concilio Vaticano II. Una relectura a los cincuenta años

Autor: Salvador Gil Canto

Editorial: Secretariado Trinitario

Ciudad: Salamanca, 2016

Páginas: 604

SALVADOR PIÉ-NINOT | Puede parecer extraño que en estos cincuenta años de posconcilio no se haya realizado ninguna investigación global relevante sobre la Cristología en las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II. De hecho, la referencia explícita a Jesucristo estuvo poco presente en la teología católica a partir del siglo XIV, cosa que, en cambio, no aconteció ni con los reformadores Lutero y Calvino ni con la mística española del siglo XVI (Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz). Posteriormente, se unió la crítica iluminista de la religión en los siglos XVIII y XIX, que conllevó que la teología católica se preocupase de responder al deísmo con la afirmación del carácter sobrenatural de la Revelación, tal como acontece en el Concilio Vaticano I, el cual no cita explícitamente la persona de Jesucristo.

Cuatro constituciones

Esta monografía ofrece los ejes cristológicos de las cuatro constituciones conciliares. El primer eje es la analogía de Lumen Gentium, 8, con la conexión entre Cristología y Eclesiología que nuestro autor formula como “cristocentrismo eclesiológico y eclesiología cristológica”. El segundo eje es la presencia de Cristo en la Liturgia como “núcleo central de la Sacrosanctum Concilium, 7”. El tercer eje se encuentra en el texto más citado de todo el Vaticano II: la Gaudium et Spes, 22, con su antropología cristocéntrica que comporta una “Cristología ‘performativa’, determinante y central en la GS”. Y el cuarto eje es la Dei Verbum, 2, centrada en Jesucristo mediador y plenitud de la Revelación como “categoría central de la DV”, fruto de la concentración cristológica operada en todo este Concilio. Por esto, en la conclusión general se presenta una muy atinada propuesta de lectura hermenéutica para “volver al Vaticano II como un Concilio cristocéntrico y cristológico en el que Cristo renueva su Iglesia”.

Este libro, editado con la habitual pulcritud del Secretariado Trinitario, llena un vacío teológico sobre los estudios de la Cristología del Concilio Vaticano II, precisamente en el cincuentenario de su celebración. Se trata de una monografía relevante y única en su género, del malagueño Salvador Gil Canto, que será de obligada consulta para este tema, más aún cuando toca el “núcleo fundamental” del Evangelio, que –para nuestro papa Francisco– es visto como centralmente cristológico, al describirlo como “la belleza del amor de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado”, cuyo “anuncio se concentra en lo esencial que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y, al mismo tiempo, lo más necesario” (Evangelii gaudium, 35s.).

En el nº 2.992 de Vida Nueva

Actualizado
10/06/2016 | 00:47
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