Los políticos españoles redescubren el voto católico

Rajoy Corpus en Toledo

Mariano Rajoy abre la precampaña en el Corpus de Toledo, mientras Albert Rivera se reúne con la concertada de Valencia

Rajoy Corpus en Toledo

Rajoy observa la procesión del Corpus en Toledo

Los políticos españoles redescubren el voto católico [extracto]

RUBÉN CRUZ | Nuevas elecciones. El 26-J está a la vuelta de la esquina y los partidos buscan llegar a los que se quedaron en casa en los anteriores comicios y a los que cambiaron su voto. En la anterior precampaña, cuando se aludió a la Iglesia fue para denunciar los Acuerdos Iglesia-Estado o para atacar a la escuela concertada. Una línea que siguió el PSOE y Podemos. Mientras, Ciudadanos evitaba significarse con nada que sonara a católico. Y el PP… hizo mutis por el foro. Sin embargo, en las últimas semanas, hemos visto a Pablo Iglesias, Albert Rivera, Micaela Navarro, Mariano Rajoy o a Manuela Carmena en el funeral por las víctimas del terremoto de Ecuador, presidido por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el 17 de mayo en La Almudena. Y es que casi 200.000 ecuatorianos (con derecho a voto) residen en España…

Pero no solo han ido a misa los candidatos a presidir el país. Rajoy asistió el 26 de mayo al Corpus Christi de Toledo “como católico”. Y era la primera vez en cuatro años que el presidente del Gobierno en funciones se significaba de tal manera, aunque su convicción no debería extrañar como representante de un partido que se declara inspirado por el humanismo cristiano. Rajoy dijo que acudía al acto, por tercera vez, “respetando viejas tradiciones” y defendió que “todos los españoles sienten el Corpus como muy suyo”, mientras disfrutaba de la procesión desde el balcón de la Delegación del Gobierno.

Por otro lado, Ciudadanos parece haber descubierto a las familias de ese millón y medio de alumnos que, solo en los centros católicos, tiene la escuela concertada. Rivera ha defendido que “tiene que haber una educación pública, pero también tiene que existir una escuela concertada dentro del marco público”.

No obstante, PSOE y Podemos continúan en su intención de marcar distancia con la Iglesia, aunque, hasta el momento, no de forma tan vehemente. Pedro Sánchez dijo no tener tiempo para reunirse con los representantes de la concertada a su paso por Valencia. Y pesar de la cruzada laicista de su partido, Iglesias también coquetea con la papeleta cristiana. Así lo manifestó durante su exposición en el Círculo de Economía de Sitges. “¿Cree usted en Dios?”.

Ante su público “financiero”, apuntó que “Dios es un significante en disputa” para subrayar después que “si hay que identificar a Dios con el mercado, lo respeto pero no sé si creer”. Sin embargo, hizo un guiño como el que protagonizó hace un año en el Parlamento Europeo, al apuntar que “si a Dios se le identifica con lo que dice su representante en la Tierra, el papa Francisco, creo bastante en lo que dice. La espiritualidad concreta de cada uno es algo muy privado que se tiene que respetar”.

Agitar el anticlericalismo

¿El voto católico ahora vale o hay que desmarcarse? Raúl González Fabre, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas, es cauto y cree que hay que esperar a que avance la campaña, porque “los acuerdos Iglesia-Estado hacen buen tema para agitar el anticlericalismo”. Pero, al mismo tiempo, considera que, “a la hora de gobernar, solo se discutirán si el Gobierno en el poder necesita distraer la atención de la economía”. Mientras, Rafael Díaz-Salazar, profesor de Sociología de la Universidad Complutense, sostiene que “parece que ninguno de los partidos tiene una política seria y bien pensada hacia el mundo católico. El PP está manipulando electoralmente el tema católico, aunque no creo que lo haga con mucha intensidad, dado que también representa a una derecha neoliberal no religiosa”.

Pablo Gutiérrez de Cabiedes, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad CEU San Pablo, indica que “el votante católico ha sido uno de los sectores más maltratados del espectro sociológico, porque era considerado un ‘voto cautivo’”. Esa situación ha cambiado, “tanto por el cambio político que se vive como por la percepción de amplios sectores católicos de que se han superado ciertos límites”, añade. Por eso, “en la batalla por cada voto, se han hecho guiños hacia ese votante, pero no existe todavía un cambio sustancial ni en la actitud ni en los valores políticos de fondo”, añade.

La Iglesia se despolitiza

La nueva Conferencia Episcopal dirigida por Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, camina hacia la despolitización después de años en los que se significaba en demasía con un partido. En los pasados comicios no se pronunció y, en esta ocasión, tomará la misma opción. “Durante el siglo pasado, la Iglesia española estuvo excesivamente politizada; no solo eso, sino que la mayoría de las veces ha estado polarizada hacia una facción política. Afortunadamente, el discurso oficial desde la Transición ha evitado pronunciamientos partidistas (si bien los criterios de juicio que ofrecían los obispos en cada convocatoria a las urnas se prestaban a ser interpretados en clave partidista)”, analiza Carlos Soler, profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra. Por eso, considera que “en lo que dependa de nosotros –católicos–, debemos procurar que los partidos no vean a la Iglesia como un ‘caladero de votos’. Ni para buscar ese voto, ni para buscar el voto contrario, el ‘anticatólico’”.

En el nº 2.991 de Vida Nueva


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