Cardenal Jean-Louis Tauran: “No hay una guerra de religiones”

Cardenal Jean-Louis Tauran

El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso reclama “diálogo y unidad” al islam

Cardenal Jean-Louis Tauran

M. A. MALAVIA | Frente a las tesis del politólogo Samuel Huntington en Choque de civilizaciones, hoy tan en boga en determinados ambientes, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, se muestra convencido de que hoy “no hay una guerra de religiones. Al revés, estas son parte de la solución”. Así se manifestó en un encuentro con varios medios, el 24 de mayo en su paso por Madrid, donde dio una ponencia para el Foro Sacerdotal en el Ateneo de Teología.

El purpurado francés reconoció que, aunque le gustaría poder trabajar más en su departamento en el diálogo con otras religiones, “el islam lo absorbe prácticamente todo”. De hecho, horas antes había sido en el Vaticano el anfitrión del imán de la Universidad Al Azhar del Cairo, Ahmad Al Tayyib, el principal líder del sunismo, quien se reunió con Francisco tras varios años de ruptura de relaciones con la Santa Sede a raíz del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona.

“Ha sido un encuentro muy cordial, más de lo esperado –manifestó–. Han sido años de trabajo con ellos para llegar hasta aquí, pero ahora podemos decir que abrimos una nueva página juntos y que, más allá de las palabras, tendrá su fruto en acciones concretas”. En este sentido, hizo hincapié en llamar a “la unidad y el diálogo entre todas las religiones” y en pedir a todos los líderes musulmanes que ejerzan su “responsabilidad” para denunciar el radicalismo y el terrorismo, “ajenos al verdadero islam”.

¿A Pekín y Moscú?

Gran conocedor de la diplomacia vaticana, en la que ingresó en 1975, Tauran se mostró esperanzado en que Francisco sea el primer Papa en pisar Pekín y Moscú. “Es un hombre libre y va adelante con lo que cree. Ya ha conseguido grandes logros, como su abrazo con el patriarca de Moscú. Sin duda, ese era el sueño de Juan Pablo II. Despaché todos los miércoles durante 13 años con él y no había día en que no me hablara de Pekín y Moscú”. Destacado colaborador de los tres últimos pontífices, los definió así: “A Juan Pablo II iban a verle, a Benedicto XVI a escucharle y a Francisco a tocarle”. Sobre Ratzinger, contó que ya ni puede tocar el piano, pero siempre saca tiempo para responder a las innumerables cartas que le llegan.

En el nº 2.990 de Vida Nueva


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