Anselm Grün: “El planteo que hoy me hace la gente es cómo los cristianos debemos enfrentar al fanatismo islámico”

_MG_0750-2Para sus seguidores, un libro esperado; para los que solo lo conocen de nombre (o no lo conocen), un libro cargado de testimonio personales, de consejos espirituales y de opiniones sociopolíticas. Si, Lo que creemos. Espiritualidad para nuestra época –editado en conjunto por Ágape Libros, Bonum, Guadalupe, Santa María y San Pablo–, de los benedictinos Anselm Grün (71) y David Steindl-Rast (90), es un libro que surge a partir de las conversaciones entre estos dos monjes. El periodista austríaco Johannes Kaup retomó estas charlas y las profundizó con ellos durante un fin de semana en el monasterio de Münsterschwarzach (Alemania), para presentarla a los lectores en un formato de charla-entrevista atractivo y ágil para la lectura.
En su paso por Buenos Aires –para presentar la obra en la Feria Internacional del Libro y para convocar a miles de personas en varias presentaciones en donde ambos religiosos abordaron cuestionamientos actuales desde una mirada de fe– Grün hizo un alto y conversó con Vida Nueva.

¿Cómo ve al mundo?
Cuando viajo por el mundo la gente se acerca a saludarme, a pedirme la bendición o que le firme su ejemplar. Pero en el fondo, ellos tienen anhelo por arreglar sus vidas, tienen anhelo de acercarse a Dios. Noto que muchos tienen temor al fracaso propio y esto se traduce como un anhelo de espiritualidad. Sin embargo, en este momento, el gran tema que preocupa es la gente que está huyendo de sus lugares de origen, de Afganistán, de Siria y de muchos otros países árabes. El planteo que muchas veces me hacen es cómo los cristianos debemos enfrentar al fanatismo islámico, o qué hacer con tantos chicos que sienten un vacío en su interior y en el mundo que los rodea y caen presos de estos grupos terroristas.

¿Y qué les responde?
Les digo que tenemos que encontrar la manera de que esos jóvenes encuentren un sentido en la vida, que no se sientan fracasados, que se sientan protegidos y valorados, mirando al futuro con expectativas y oportunidades.

¿Cree que los líderes internacionales tienen una intención genuina sobre este tema?
Desde lo que veo en Alemania, a nivel político, creo que hay una búsqueda honesta y auténtica de enfrentar la problemática de los refugiados y del terrorismo de una manera responsable. Angela Merkel y su equipo de gobierno están técnicamente movilizados por esta situación.
Polonia es otra realidad que conozco. Allí están avanzando los movimientos más nacionalistas, espero que los políticos puedan tomar decisiones que sean una bendición para todos. Sé que están entre la espada y la pared, entre sus propios ideales y la gente que los votó, por eso cualquier acción que hagan es una decisión realmente difícil. En ambos países he acompañado espiritualmente a algunos líderes y percibí en ellos buenas intenciones cristianas.
Por otra parte, empresarios de firmas internacionales están empezando a plantearse una gestión responsable orientada a la gente. Veo que en muchas partes se están llevando adelante acciones sobre responsabilidad social y valores, espero que esto pueda convertirse en una tendencia global.

¿La problemática del terrorismo y de los refugiados es solamente responsabilidad de los Estados?
Esta realidad debe movilizar a toda la sociedad, no solo a los Estados. En las biografías de estos jóvenes se pueden observar malas relaciones con los padres. Se trata de jóvenes que fueron abandonados o que les falta la imagen de la figura paterna. Generalmente no tuvieron referentes que los sostuvieran emocional y afectivamente en su crecimiento. Carentes de sentido y de sostén se vuelven víctimas de estos grupos terroristas que los reclutan y los convierten en asesinos. Es un enorme desafío para la sociedad en su conjunto, pero en particular para la escuela y, sobre todo, para los padres y las familias.

 

Lenguaje sencillo

A propósito de las familias, ¿qué opina sobre Amoris laetitia?
El papa Francisco habla un lenguaje que llega a toda la gente, y esta exhortación cayó muy bien a las familias y también a muchos que quizás no se sienten parte de la Iglesia. En Amoris laetitia el Papa habla de temas complejos con palabras llenas de misericordia; no pretende la imagen de la familia perfecta, porque sabe que muchas veces no se puede cumplir, sino que muestra la realidad, con sus problemas, y propone una forma esperanzada de poder abordarlos.

Siendo sacerdote, usted convoca mucha gente; sin embargo, las celebraciones en los templos no tienen la misma convocatoria. ¿Cuál es la clave para la predicación?
Hay muchos sacerdotes que se esfuerzan por lograr una mayor convocatoria, pero no lo logran. Creo que lo importante es encontrar un lenguaje que llegue a la gente, especialmente a los jóvenes. La gente está abierta al mensaje de Jesús, pero cuando van a la parroquia se encuentran con un lenguaje que no se condice con sus preocupaciones y necesidades. Una recomendación que yo daría a mis hermanos sacerdotes es que en su prédica no den discursos moralizantes ni hablen para unos pocos iluminados. Creo que es necesario tener una actitud abierta a la escucha, porque antes de hablar es necesario escuchar. Luego, las palabras salen del corazón.

¿Los cristianos tendríamos que volver a las bases de las primeras comunidades para resignificar nuestra fe en la sociedad de hoy?
En los inicios de la historia de la Iglesia, en las comunidades, había encontronazos y peleas, pero me parece que es interesante que como cristianos busquemos y nos encontremos con esas raíces. Lo tradicional de la Iglesia es la vida monacal y la liturgia con los rituales, sus imágenes y la mística… Esta es una forma muy simbólica de reflejar la realidad y de poder comprender nuestra fe desde el lugar en que nos toca vivir hoy.

 

Refugio en la oración

Con 71 años de edad y más de 50 de Vida Consagrada, ¿cuáles son las cosas que fueron cambiando en su forma de pensar, de vivir y de predicar?
Desde niño quería ser sacerdote y monje. Cuando me consagré tenía la idea de cambiar y de mejorar la Iglesia, y trabajé mucho para esto. Luego, en los años 70, la vida monacal entró en crisis y era cuestionada si servía tal como estaba; a mí también me llegó esa crisis y me obligó a reparar cosas dentro de mí. Comencé a buscar en las fuentes de la Psicología, de las técnicas psicoterapéuticas y de la vida monacal. Creo que esto se puede traducir en mi vida hoy, a lo que hago, a lo que predico.

¿Cómo explica y defiende hoy su prédica frente a las críticas?
No considero que mi prédica sea la sabiduría plena, pero creo que muchas críticas provienen de la envidia o de algún miedo propio de quienes me critican. La mirada de los conservadores rechaza la Psicología porque temen su propio caos de sentimientos interiores. Por eso, no quieren darle cabida, porque a través de la Psicología podrían develarlos. Pero la tradición de la ciencia psicológica es espiritual y permite llegar a la verdad a través de la reflexión y de mirarse a uno mismo.
En cuanto a mi exposición, quizás corro el peligro de adaptarme a lo que quiere el público. Si bien estoy agradecido a ellos por las convocatorias y los mensajes que me hacen llegar cuando presento cada uno de mis libros, yo siempre busco ese retiro al interior de mi persona; oro y reflexiono, ese es mi contenido.

NICOLÁS MIRABET

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