Ángel Fernández Artime: “El Papa me pidió que ayudáramos a los jóvenes como hicimos con él”

El Rector Mayor

‘Vida Nueva’ acompaña al sucesor de Don Bosco en una de sus jornadas en el marco de su visita a España

Ángel Fernández Artime

Ángel Fernández Artime, durante su visita al colegio Salesianos de Atocha

Ángel Fernández Artime: “El Papa me pidió que ayudáramos a los jóvenes como hicimos con él” [extracto]

RUBÉN CRUZ | No lleva ni 24 horas en España y ya le ha dado tiempo de hablar con los medios, encontrarse con la Familia Salesiana y cenar con el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Viernes 29 de abril. 09:00 horas. Nos encontramos con Ángel Fernández Artime (Asturias, 1960), Rector Mayor de los Salesianos, en el colegio de la congregación en Atocha. Saluda a los hermanos de las tres comunidades que se encuentran allí y se dirige al patio, donde centenares de pequeños le saludan. “Bienvenido a casa don Ángel”, gritan al unísono. Artime no quiere olvidarse de ninguno de los menores y choca la mano a cada uno de ellos. Unos niños que sienten la misma emoción que si vieran al mismo Papa: “Insistimos mucho en su figura como sucesor de Don Bosco”, dice un profesor.

Después del baño de masas, un salón de actos abarrotado de jóvenes espera escuchar a Artime. En sus primeras palabras agradeció que sus hermanos hubieran pensado en él cuando le eligieron 10º sucesor del fundador hace dos años. Un período en el que ya le ha dado tiempo a visitar 40 de los países donde la congregación tiene presencia. Y de sus encuentros con jóvenes saca una conclusión: “Todos tienen mucho en común, ya sean de Indonesia, Venezuela o España, porque el corazón es el mismo”. Todo el salón fue testigo del buen humor y la espontaneidad de Artime, que incluso bromeó con una chica que parecía aburrirse al oír sus palabras. “Te estás durmiendo”, le dijo señalando al patio de butacas. “Pero no te vayas sin que te dé un abrazo”, añadió provocando las risas de los oyentes.

Su relación con Francisco

El Rector Mayor dice estar cansado, como español, de oír hablar de la crisis: “Están haciendo responsables a las nuevas generaciones, que son las mejores formadas y a las que más les está costando llegar”. Y es que el paro juvenil es preocupante en España (46%), pero también lo es en Europa (19,7%). Por eso, “el Papa, consciente de la realidad, me pidió que ayudáramos a los jóvenes como le ayudamos a él cuando fue alumno nuestro. Me dijo que les diéramos herramientas para que se enfrenten a la vida y que los sigamos educando en el amor, como hacía Don Bosco”, explica mientras paseamos por el patio del centro escolar.

La relación de Artime con el Pontífice comenzó antes de que el primero fuera Rector Mayor y el segundo elegido Papa, ya que el salesiano estuvo siete años en Argentina, donde coincidió con el entonces arzobispo de Buenos Aires. Tras ser elegido en el cónclave de 2013, Francisco y Artime se han encontrado en tres ocasiones: en una recepción oficial, en una audiencia general en San Pedro y en la visita –con motivo del 200º aniversario del nacimiento de Don Bosco– a la Basílica de María Auxiliadora en Turín el pasado junio.

Las preguntas de los jóvenes

El Rector Mayor Ángel Fernández Artime

El Rector Mayor, durante su encuentro con los jóvenes

A mediodía, el Rector Mayor se sometió a las preguntas de los estudiantes del Centro de Formación Superior Don Bosco, en una especie de Hay una pregunta para usted… Demostrando su cercanía y queriendo compartir con los jóvenes su vida, les confiesa que viene de Luanco, su pueblo, de comerse una lubina hecha por su madre. Concretamente en este pueblo asturiano comenzó su amor por Don Bosco. Allí no estaba presente la congregación, pero una amiga de la familia convenció a sus padres para que lo dejaran ir a León a estudiar con los salesianos. “Si no hubiera sido por ella, hubiera sido pescador, como mis primos, pero uno de los buenos…”. En principio quiso ser médico o químico, pero “los salesianos truncaron mi carrera científica”, bromeó.

Las preguntas que le esperaban no eran fáciles. Uno de los jóvenes preguntó por qué las nuevas generaciones se muestran indiferentes a la religión. Artime tiene claro que ha sido la Iglesia quien no ha sabido llegar a ellos: “No hemos sabido estar al lado”. Por eso, el Rector Mayor dijo que él no se asustaría si le dijeran que la mayoría del auditorio no es creyente. Otra de las jóvenes, de forma muy respetuosa, hizo una reflexión sobre el atraso de la Iglesia en ciertos temas. Artime le contestó que es verdad que hay miembros eclesiales que condenan a los homosexuales, por ejemplo, pero “también somos Iglesia quienes damos un plato de comida a los necesitados”. Al finalizar el acto, la joven se acercó para pedirle disculpas por si le había ofendido la pregunta. La respuesta de Artime le sorprendió: “Al contrario, me parece una pregunta preciosa”.

Por la tarde, el Rector Mayor tuvo un encuentro con familias en la casa salesiana de paseo de Extremadura. Ante 250 padres e hijos, explicó que “las familias son escuelas de humanidad”. Al ser preguntado sobre la transmisión de la fe, recordó a los padres que ellos ya han hecho los deberes: “El cuidado que reciben permanece grabado a fuego en sus corazones y no sabemos cuándo dará su fruto”.

Formación para evitar atentados

Acabado el encuentro con los jóvenes, Artime se reunió con empresarios y miembros de las administraciones públicas para charlar sobre la FP y la inserción laboral, puesto que los salesianos cuentan con 53 centros de FP en España. A ellos les contó el trabajo que realizan en Molenbeek (Bruselas), epicentro actual del terrorismo en Europa. Allí la congregación cuenta con uno de los 826 centros repartidos por el mundo. A él acuden cada mañana 45 jóvenes de 33 nacionalidades para desayunar y luego estudiar, ya que en su casa no pueden ni darles la primera comida del día. “En la capital de Europa pasa esto. Y la Policía nos ha llamado para darnos las gracias por estar, porque darles oportunidades a estos chavales evita atentados, ya que el perfil de los terroristas es el de jóvenes que no tienen nada que perder”, indicó.

En el nº 2.987 de Vida Nueva

 

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