Venanzio Mwangi. Coordinador de la pastoral afro en la Arquidiócesis de Cali

VENANZIOI-MWANGI

 

“La Iglesia será afro cuando los afros seamos Iglesia”

El padre Venanzio Mwangi, misionero de La Consolata de origen keniano, coordina la pastoral afro en la Arquidiócesis de Cali. Según afirma, es mucho lo que la Iglesia colombiana tiene que aprender de la riqueza espiritual y cultural del pueblo negro: acompañar desde la fe y a nivel de promoción humana a esta población es “un terreno fértil donde cobra vigencia la Palabra del Reino de Dios y el sentido del Evangelio”. Por eso insiste: el episcopado debe propiciar escenarios de formación y estructuras más eficaces, con el fin de que la pastoral afro sea una iniciativa eclesial.

¿Qué implica trabajar con el pueblo afro en Colombia a nivel de la Iglesia?

Tener una conciencia clara de su situación socio-política y de los vacíos que siguen vigentes: de una u otra forma, colaborar como Iglesia para asegurar que puedan realizarse como ciudadanos. Tener una opción clara por los pobres: porque, da tristeza decirlo, pero la pobreza tiene color (es el imaginario que se quiere cambiar a nivel conceptual, para ayudar a que el pueblo negro pueda mejorar sus condiciones de vida). Y un elemento que resalta muy bien Aparecida: ver a esta población más allá de sus problemas, escuchar también la voz de la esperanza; las expectativas que estas comunidades tienen, su riqueza espiritual y cultural. Se nos invita como Iglesia a ver qué nos tiene que enseñar la experiencia de estos pueblos, cuál es este camino de fe que han hecho y qué les ha permitido, más allá de su sufrimiento, tener expectativas de salir adelante y gozar de la vida; porque, en últimas, el afro vive, de una manera auténtica, en su plenitud. Eso es lo que le da la fuerza para que, con todas las limitaciones que hay en cuanto a lo material, pueda seguir adelante.

¿Cuál ha sido el proceso de esta pastoral particular en la Arquidiócesis de Cali?

La Arquidiócesis de Cali viene caminando de una manera lenta pero firme a este nivel. Inició oficialmente con el llamado de Mons. Isaías Duarte, quien promovió que el pueblo negro fuese acompañado desde la fe y desde la promoción humana. Esta pastoral en sus comienzos tuvo que sensibilizar tanto a la población civil como a la Iglesia, para tomar conciencia de que existe una población amplia que necesita una atención particular. Eso permitió trazar las líneas concretas en diálogo con la misma comunidad para ver cómo podíamos proceder como Iglesia y caminar junto a estas comunidades, no para darles luces únicamente, sino para dejarnos evangelizar y cuestionar por sus realidades. Estas líneas son la concientización, el anuncio kerigmático, la inculturación y la promoción humana integral de este pueblo.

Hay quienes hablan de un recrudecimiento del paramilitarismo. ¿Cómo afecta esta situación la vida de estas comunidades?

Los actores armados están muy relacionados con los territorios donde habita históricamente esta población. Cali es la plataforma donde llegan quienes huyen desde la Costa Pacífica. Este fenómeno afecta a la población en los territorios y llegando a las ciudades. Como Iglesia nos vemos en la tarea de acoger a estas personas y de buscar salidas, sabiendo que lo complejo del paramilitarismo es que no es un proceso limitado al territorio, sino que es un proceso que tiene redes de acción que hace que las familias, aunque salgan de los lugares de origen, todavía sean perseguidas en las ciudades. Hay muchas amenazas. No es un problema fácil de resolver, para la Iglesia. Es una tarea directa del Estado. Nosotros lo único que podemos hacer es apoyar, acompañar a estas comunidades y presionar al Estado, porque sabemos que el paramilitarismo se apoya en una estructura, en unas políticas económicas que favorecen su acción militar.

DICTO SENTENCIA

  • Según el padre Venanzio hay mucho “analfabetismo” en el clero con relación a la riqueza espiritual y cultural del pueblo afro.
  • “Como lo plasma en Laudato si el papa Francisco, si hay comunidades que han aprendido a convivir con lo creado son estas comunidades”.
  • Los afanes del conflicto armado y de la corrupción en el país, sostiene, no pueden llevar a que la Iglesia colombiana olvide la urgencia de trabajar de manera particular en beneficio de esta población.

Miguel Estupiñán

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