Otra Escuela, otros caminos hacia la paz

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Una iniciativa educativa por la transformación positiva del conflicto en diversos escenarios sociales

La corporación Otra Escuela inició su labor en Colombia en el año 2000. Desde entonces, su actuar se ha orientado por principios éticos que promueven una cultura de paz que implica el cuidado de la vida en todas sus formas; que defienden la dignidad humana, expresada en el respeto de los derechos humanos; y que apoyan la transformación social a través de los liderazgos juveniles. Con el horizonte marcado por el desafío de cambiar positivamente el conflicto en diversos escenarios sociales, Otra Escuela ha enfocado su quehacer en tres ejes: teoría para la paz, el enfoque socio-afectivo y la construcción de nuevas metodologías lúdicas que potencien la creatividad. Esta alternativa de formación para la paz ha tenido eco en cuatro regiones del país y, a día de hoy, se están desarrollando ocho procesos de formación a formadores en lugares como Quibdó, Cartagena, Jamundí, Cauca, Valle, Tumaco, Puerto Asís y Caquetá.

Vivir la paz

en-donde-se-genera-diálogo-hay-sanaciónA diferencia de lo que en algunos colegios se ha llamado cátedra para la paz, que se ha enmarcado en los currículos escolares y que se enseña en algunas asignaturas; la propuesta de Otra Escuela insiste en no enseñar la paz como tema ni limitarla al currículo o a espacios escolares, sino en vivirla en la práctica y en todos los contextos posibles, mediante el desarrollo de habilidades para la vida, tales como la comunicación asertiva, el pensamiento crítico y creativo, la resolución de conflictos, el autoconocimiento y la expresión de las emociones personales en un escenario público. Aunque las teorías de las paces, de las violencias, del conflicto, de la mediación y de la negociación hacen parte del componente formativo que ha desarrollado esta organzación; su enfoque en cultura de paz está fundamentado en la deconstrucción de las relaciones verticales en la enseñanza, en el uso del arte y el juego como dispositivos didácticos y en la creación de ambientes de aprendizaje que promuevan las emociones sociales, tales como la empatía, la compasión, la felicidad y el amor que, potencialmente, generarán convivencia en cualquier entorno. Recientemente, los miembros de la corporación han reflexionado sobre dos temas que son imprescindibles al practicar la cultura de paz: la justicia y paz ambiental y los desafíos de la educación en contextos interculturales, en los que entran en juego las creencias de las comunidades.

Diálogo y sanación

Para Luis Benítez, fundador y coordinador de la corporación, en la mayoría de experiencias de la educación tradicional “hay una priorización por el saber disciplinar” y se olvida que “la relación entre emoción y razón es fundamental en el aprendizaje”. Teniendo conciencia de este vínculo, para Otra Escuela es vital que sus “ejercicios formativos apuesten por tres aspectos: el diálogo social, los procesos de sanación a través del componente de desarrollo psicosocial y emocional y el emprendimiento de una vida colectiva distinta”. Para Luis “las víctimas y victimarios necesitan estar en contextos de diálogo (…) en un espacio afectivo en el que se puedan expresar emocionalmente y en el que puedan contar sus historias, las historias de violencia que han vivido, sea cual sea el lugar que hayan ocupado en el ciclo de la violencia”, porque, al igual que todo el equipo de trabajo de la corporación, cree que en donde se genera ese tipo de diálogo “hay sanación”, sobre todo “si se tiene un grupo receptivo de esas historias, empático y compasivo”. La meta de este proceso de diálogo y sanación es que, una vez se restituya el camino que se tenía como comunidad, los sujetos de dicha comunidad trabajen juntos por un país distinto.

Desde lo lúdico y lo creativo

Actualmente, la Corporación Otra Escuela afronta la tarea de compartir los temas de perdón, reconciliación y memoria con niños, niñas y jóvenes que han sido víctimas o no del conflicto armado en Colombia. En alianza con Fundación Plan, Otra Escuela viajará a Cauca, Valle, Cartagena, Quibdó y Tumaco, para diseñar y ejecutar un proyecto de formación a formadores, que consiste en crear con ellos, desde lo lúdico y lo creativo, acciones formativas para socializar los temas de construcción de paz y justicia transicional con la población infantil y juvenil de estos contextos.   

 

Transformación desde el arte

Para Otra Escuela, los lenguajes artísticos son herramientas de transformación social. Por ello, han dedicado más de nueve años a promover iniciativas artísticas como el Teatro del oprimido. Este método teatral requiere que el escenario sea un espacio abierto a los espectadores, en el que, mediante un ejercicio democrático, los asistentes hagan uso de su creatividad, experiencia y expresividad, para proponer escenas, desenlaces, personajes y/o diálogos paralelos y válidos en la obra y en la vida. Augusto Boal, dramaturgo brasileño y creador de las técnicas del Teatro del oprimido, afirmaba que este lenguaje teatral permite “identificar, entender y abordar escénicamente en un marco de creación (…) las situaciones de opresión que las personas viven cotidianamente y los mecanismos de poder en los que están inmersos y ensayar alternativas (desde las propias personas oprimidas)”. Por tanto, desde la perspectiva de Otra Escuela, la apuesta por este tipo de iniciativas artísticas es fundamental para hablar de paz, pues “el efecto que propone el Teatro del oprimido es magnificar y estimular el deseo de transformar la realidad”. Una muestra del impacto que ha tenido el Teatro del oprimido es que esta metodología ha sido apropiada en diferentes comunidades. Prueba de ello es la participación del grupo teatral de Tumaco en el segundo Festival de Teatro de las y los Oprimidos (2015), con la obra de teatro-foro Entre sombras, fruto del proceso de formación que inició con Otra Escuela y el premio que el Sistema de Naciones Unidas en Colombia otorgó, en 2015, a la corporación, al mejor proyecto de Culturas de Paz por el acompañamiento psicosocial en Altos de Cazucá a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, a través del teatro-foro.

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Según Luis Benítez, coordinador de la corporación, “la relación entre emoción y razón es fundamental en el aprendizaje”

Educación en el post-acuerdo

En el escenario de post-acuerdo, los desafíos que se presentan para las y los educadores en el país son cada vez más complejos, pues en muchas aulas de clase coincidirán, sino es que ya lo hacen, niños, niñas y jóvenes  actores del conflicto armado, o hijos e hijas tanto de víctimas como de victimarios. ¿Cómo afrontar tal realidad? En ese sentido, el coordinador de Otra Escuela propone que, además del posibilitar el diálogo y privilegiar lo socio-afectivo sobre lo disciplinar, para el docente “el gran desafío es poder generar un ambiente de aprendizaje desde la diversidad. Las capacidades de los docentes deben estar en el desarrollo y potenciación de habilidades para la vida de las personas con las que trabajan”. Así las cosas, la educación formal en Colombia tendría mucho que aprender de procesos alternativos como los que ha construido Otra Escuela e, incluso, pensar en tomar caminos aún más audaces, para afrontar los desafíos de un país que trata de sobreponerse a la guerra.

Biviana García

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