La verdad oculta

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El silencio de los poderosos

Se ha comparado al fútbol americano con la guerra. Según Peter Wogan, antropólogo e investigador de este deporte, “la táctica de un equipo intentando sobrepasar al otro, en dos líneas enfrentadas, es la misma que la de los ejércitos del siglo pasado”. Ahora bien, la analogía se profundiza si se advierte que en este juego, como en tantos otros ámbitos de la sociedad con referencias bélicas, un secreto puede ser cuestión de vida o muerte. A ello refiere La verdad oculta. Los jugadores de fútbol americano tienen más probabilidades de sufrir Alzheimer, depresiones y demencia temprana que cualquier otra persona entre 19 y 49 años. La razón: los continuos golpes en la cabeza que acarrean para muchos de estos hombres conmociones cerebrales, a pesar de la protección existente.

El neurocirujano Bennet Omalu descubrió que había un patrón detrás del suicidio de varias estrellas del deporte. Su descubrimiento científico rompió la capa de silencio creada durante años por la NFL, una de las asociaciones deportivas más poderosas del mundo, con ingresos anuales superiores 9.300 dólares. En el país del Supertazón, el show tiene sus propios dogmas; ponerlos en cuestión es una actividad contra-cultural.

“Tres conmociones cerebrales, una pierna rota, dos operaciones de rodilla, rotura de clavícula y a saber cuántas fracturas nasales. No hay forma de que Ronnie siga jugando, debe haber perdido un tornillo. Un tornillo suelto, pónganlo en la lista”. Así presentaba Nike en un comercial a Ronnie Lott, “héroe” de los 49ers de San Francisco. En su momento, Mike Webster recibió la misma atención de los medios. Subió al cielo de las leyendas deportivas antes de colapsar, como consecuencia de sus múltiples lesiones. El poder económico que se benefició de su aparente gloria lo dejó solo en la debacle. El drama representado en la película se convierte en metáfora de la situación que viven los esclavos de todo tiempo.

“Me han utilizado, me han tirado a la basura como si fuera un trozo de máquina estropeada…”. La sociedad del espectáculo da al gladiador un lugar en el hall de la fama, pero le niega información sobre las consecuencias de su agresividad. Mientras tanto el poder se beneficia del silencio y de las mentiras.

La verdad oculta hace pensar; su trasfondo trasciende los lugares comunes de las películas sobre deportistas y eleva una denuncia sobre lo que está mal en el mundo en el que vivimos. Si el deporte es comparable con la guerra, la vida es susceptible de convertirse en un campo de batalla.

Miguel Estupiñán

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