Mariam, 398 días bajo las garras del Estado Islámico

ataque de los yihadistas del ISIS a una iglesia siria

Todavía con las heridas abiertas, una adolescente cristiana siria relata a ‘Vida Nueva’ su secuestro a manos del ISIS

ataque de los yihadistas del ISIS a una iglesia siria

De la antigua iglesia de Tel Yazira solo queda una columna, donde los yihadistas han dejado un mensaje de advertencia: “Para los adoradores de la Cruz”

ESTHER BONMATÍ. Foto: DARÍO IBÁÑEZ | El ajetreo y alegre bullicio que se respira en sus calles chocan con ese silencio trémulo que hemos dejado atrás. La localidad de Tel Tamer es el único pueblo cristiano asirio de la ribera del río Jabur, en la provincia siria de Al Hasaka, que resistió la embestida yihadista. Pese a que ahora la zona está relativamente tranquila, el ISIS, también conocido como Estado Islámico (EI), recuerda a los cristianos que sigue siendo una amenaza. A mediados del pasado diciembre, más de medio centenar de personas murieron tras la explosión de tres camiones bomba que transportaban sacos de harina para los desplazados. Miles de familias asirias, forzadas a abandonar su hogar por el delirio de los fundamentalistas, han encontrado refugio en Tel Tamer.

En febrero de 2015, una horda de combatientes yihadistas arrasó pueblos enteros, asesinó a decenas de cristianos y secuestró a más de 200 fieles, la mayoría en las aldeas de Tel Shamiram y Tel Jazira, con fines de extorsión y para exigir un rescate. Una pesadilla que para muchos de ellos ha terminado. Aunque para otros, como Mariam David Talya, es una herida abierta que aún sangra.

Después de duras negociaciones en la calle con la madre de Mariam, asomada al balcón, la niña nos abre la puerta de su vivienda y nos invita a pasar con una sonrisa dramatizada. Su exagerada expresión emocional nos confunde. Mariam sonríe para ocultar su dolor. Esta adolescente cristiana, de 14 años, fue puesta en libertad el 27 de marzo, Domingo de Resurrección, tras más de un año cautiva por el ISIS. (…)

Nos sentamos en unos sillones enfrentados, flanqueados por una comitiva de hombres, que no nos han presentado. Mariam se retira a la cocina a preparar té y café para los inesperados huéspedes. La madre lleva las riendas de la conversación. Ella también estuvo secuestrada durante 10 meses. (…)

“Nos dijeron: ‘Tenemos que llevaros porque esta es una zona militar. Os vamos a escoltar a otro lugar más seguro’”, continúa relatando. Mariam interrumpe el hilo de la conversación al entrar al salón con bandejas de dulces y café turco. Después de servir café a todos, se sienta junto a su madre con las manos entrelazadas. No para de moverlas y apretarlas todo el tiempo. Los yihadistas llevaron a los rehenes cristianos a Al Shadadi, un estratégico feudo del EI, al sur de Al Hasaka. Esta localidad es conocida porque allí se encontraba el mercado de mujeres yazidíes, a las que vendían como esclavas sexuales a los yihadistas. “A las mujeres y los niños nos pusieron juntos en una vivienda y se llevaron a los hombres a otro lugar. No volví a tener contacto con mi esposo”, detalla la mujer. (…)

De su boca no dejan de salir frases discordantes y sus gestos exagerados indican que tiene miedo de contar la verdad.

Cuando le preguntamos si los yihadistas las obligaron a convertirse al islam, la mujer lo niega: “Nos respetaron porque pertenecemos a la Gente del Libro [el nombre con el que en el islam se designa a los creyentes cristianos y judíos]”. Pero el EI, que no respeta ni a los propios musulmanes, cuesta imaginar que vaya a hacerlo con un grupo de cristianos a los que trata como pura mercancía. En otro momento de la conversación, sin darse cuenta, nos confiesa: “Un imán [clérigo musulmán] iba a visitarnos unos 15 minutos al día y tenían que cubrirnos con el velo integral”.

 

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