‘Los recuerdos’: el pasado nunca se jubila

'Los recuerdos', fotograma de la película

J. L. CELADA | Como Los recuerdos que dan título a esta cinta, también los acontecimientos que viven sus protagonistas se agolpan en un corto espacio de tiempo: una anciana que enviuda, uno de sus hijos que se jubila, el nieto que encuentra su primer empleo… Hasta que, poco después, un inoportuno traspié doméstico destapa la incómoda pregunta latente: ¿qué hacemos con la abuela?

La respuesta de Jean-Paul Rouve no es nada original: ingresarla en una residencia. Sin embargo, el actor y realizador francés adapta algo más que la novela de su compatriota David Foenkinos. Su último trabajo hace honor al espíritu del original literario, en especial a un atributo con el que el escritor parisino bautizó su obra más conocida: La delicadeza (2011), llevada a la gran pantalla por él mismo. Todo aquí desprende ese aroma a ternura, melancolía y cierta tristeza que contienen las historias con olor a vida. Sin heroicidad ni dramatismos.

Porque, como El abuelo que saltó por la ventana y se largó, la matriarca decide un día huir de su nuevo hogar. Aunque, a diferencia del personaje centenario creado Jonas Jonasson, no para correr disparatadas aventuras, sino para regresar a Normandía, a los paisajes de su infancia, más concretamente, a la escuela que hubo de abandonar siendo todavía una niña. Harta de que lo decidan todo por ella, con los acantilados de Étretat como testigos de su nostalgia, descubrirá la verdadera razón de esta vuelta a los orígenes: “Cuando el presente se estanca, hay que recuperar la esencia del pasado”.

Sabia recomendación, sin duda. A los 85 años, pero también a los 60, a los 40 e, incluso, a los 20. Con un detalle añadido: Rouve la pone en boca de un empleado de gasolinera, improvisado “psicólogo de guardia” en un lugar de paso obligado para cualquier viajero. Solo un guiño de humor entre tantos otros –desde el pintor frustrado al compañero de piso del más joven del clan, sin olvidar el intercambio de diálogos entre la veterana Annie Cordy y el gran Michel Blanc– que pueblan esta crónica familiar sobre Los recuerdos. Los que nos persiguen en forma de sentimientos de culpa o de decisiones aplazadas, y los que invocan el necesario y sano hábito de vivir, porque “solo se vive una vez” y “la vida pasa volando”.

Ambas sentencias revelan la naturaleza de una película amable y ligera, un testamento vital que, entre entierro y entierro, apela con voz queda al amor como don a prueba de crisis, sorpresas o muertes. No esperen discursos profundos ni secuencias inolvidables. Sí un agradable recuerdo, que ya es bastante más de lo que puede decirse de la mayoría de estrenos semanales.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Les souvenirs.

DIRECCIÓN: Jean-Paul Rouve.

GUIÓN: J.-P. Rouve y David Foenkinos, sobre la novela de este último.

FOTOGRAFÍA: Christophe Offenstein.

MÚSICA: Alexis Rault.

PRODUCCIÓN:  Maxime Delauney, Romain Rousseau.

INTÉRPRETES: Michel Blanc, Jean-Paul Rouve, Jacques Boudet, Annie Cordy, Mathieu Spinosi, Chantal Lauby, William Lebghil,

 

En el nº 2.986 de Vida Nueva

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