España cumple con las nulidades matrimoniales de Francisco

Sevilla, Albacete y Bilbao ya han firmado sentencias exprés tras el motu proprio

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R. CRUZ | Francisco ya dijo en su motu proprio Mitis Iudex Dominus Iesus que hay que salir a buscar las situaciones de matrimonios fracasados. Para ellos, publicó este documento, que entró en vigor el pasado 8 de diciembre, con la intención de agilizar las nulidades y evitar la fase probatoria en casos que puedan ser documentados con facilidad. La noticia de la firma de la primera sentencia de nulidad exprés por parte de Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, “es síntoma de que se está cumpliendo la voluntad de Francisco”, explica a Vida Nueva Aurora López, profesora de Derecho Canónico de la Universidad de Huelva y colaboradora del citado arzobispado.

La reforma papal introduce varios supuestos para abreviar el proceso: la falta de fe que puede generar la simulación del consenso, la brevedad de la convivencia conyugal, el aborto para impedir la procreación, la continuada permanencia de una relación extraconyugal, ocultar la esterilidad o una grave enfermedad contagiosa, ocultar tener hijos nacidos de una anterior relación, haber estado encarcelado, violencia física para obtener el consentimiento del matrimonio, un embarazo imprevisto antes de casarse o no estar en uso de facultades mentales. Uno de estos casos es al que se ha enfrentado el Arzobispado de Sevilla, que, con un documento médico, ha tenido suficiente para dar una resolución. En concreto, la mujer presentó la demanda el pasado 3 de febrero, y menos de tres meses después, el 26 de abril, ya había obtenido la sentencia.

Sin embargo, no es el único caso que se ha producido en España, aunque sea el primero en hacerse público. En Albacete, Ciriaco Benavente ha firmado ya tres sentencias, según ha podido saber esta revista. Por su parte, el obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha firmado dos, según confirmaron a este semanario desde la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida. Además, desde la diócesis hispalense indican que no se va a tratar de una única sentencia, pero aún no hay más procesos cerrados. Para López, “Francisco ha querido devolver a los obispos este papel, tradicionalmente asignado al vicario judicial o al tribunal eclesiástico, para que sean conscientes de estas situaciones e impartan justicia como una parte de la pastoral”.

En el nº 2.986 de Vida Nueva