Burgos celebra la primera beatificación de su historia

El cardenal Angelo Amato preside la ceremonia que eleva a los altares a cinco mártires

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Cuadro de los beatos Valentín Palencia, Donato Rodríguez, Germán García, Emilio Huidobro y Zacarías Cuesta

R. CRUZ | La Catedral de Burgos acogió el pasado 23 de abril la primera beatificación en los 1.000 años de historia de la diócesis. Valentín Palencia y sus discípulos Donato Rodríguez, Germán García, Emilio Huidobro y Zacarías Cuesta fueron elevados a los altares ante una catedral abarrotada de familiares de los nuevos beatos, sacerdotes y feligreses. El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, fue el enviado por Francisco para la celebración. En sus palabras, leídas por Amato, indicó que, a pesar de haber pasado “casi 80 años desde la trágica muerte de los mártires, su memoria no solo no se ha apagado, sino que se ha mantenido siempre viva en el corazón de los sacerdotes y los feligreses”.

Es más, su memoria será a partir de ahora honrada cada 15 de enero. Burgos se convierte así en la diócesis española con más mártires de la persecución religiosa del siglo pasado, con 172. En su homilía, el cardenal destacó que “la glorificación de los mártires es una buena noticia para todos”, porque “ellos han sembrado amor, no odio; han practicado la caridad con todos, sobre todo con los necesitados, y han transmitido el calor de la presencia de Dios incluso en el corazón de quienes los mataban”.

En la celebración participaron una veintena de obispos. Todos ellos han descubierto el cuadro con los nuevos beatos, realizado por el pintor burgalés Cándido Pérez Palma. Además, portaron en procesión algunos objetos a modo de reliquias: sus partidas de bautismo, un rosario de Valentín Palencia y la vara de la cofradía de la Sagrada Familia que él fundó.

Por su parte, María Ángeles Ciruelos, sobrina bisnieta de Valentín Palencia, cree que es justo el reconocimiento que se le hace porque “muchos niños fueron escolarizados gracias a Valentín y muchos llegaron a la universidad gracias a su intermediación”.

En el nº 2.986 de Vida Nueva

 

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