URUGUAY – Aumenta el apoyo económico a parroquias más pobres

Ocurre luego de la campaña solidaria realizada por la arquidiócesis de Montevideo el año pasado

Entre las primeras medidas tomadas por el hoy cardenal Daniel Sturla cuando asumió como arzobispo de Montevideo en febrero de 2014 estuvo la de solicitar que se realizara una auditoría interna, para conocer con claridad la situación económica de la organización. La tarea se la encomendó al sacerdote y contador Pablo Coimbra, a quien además había designado como su secretario personal.

Esta tarea llevó cinco meses, luego de los cuales se comprobó que en un presupuesto anual de 1.200.000 dólares, había un déficit de 400 mil. Pero, junto a la auditoría, Coimbra presentó también una serie de medidas para intentar corregir la situación. Es entonces cuando es nombrado ecónomo de la arquidiócesis.

“No hay ninguna ciencia: reducción de gastos y aumento de ingresos”, afirmó el sacerdote al diario uruguayo El País. Además, contó que las medidas incluyeron la renegociación de los alquileres de unos campos que habían sido donados a la Iglesia y se vendieron bonos invertidos para poder sanear deudas. También se redujeron vacantes, aunque aclaró que no se despidieron trabajadores. Luego de estos cambios, el déficit anual se había reducido a 160 mil dólares, y el margen de acción se había agotado.

Coimbra explicó también que esta situación se debía en parte al hecho de que muchos gastos solían ser cubiertos en base a donaciones que provenían del exterior. Pero, desde hacía un par de años, estos ingresos se habían suspendido ya que, dada la situación económica del país y el aumento del ingreso per cápita, estas organizaciones habían comenzado a priorizar otros países. El impacto, obviamente, fue notorio.

 

Gracias a los fieles

Fue entonces que Sturla decidió lanzar la campaña Iglesia de todos, buscando concientizar a los fieles que, justamente, la Iglesia es de todos los creyentes, buscando comprometerlos con el sostenimiento económico de su misión. Hasta el momento, el aporte de los fieles se solicitaba en la colecta del Fondo Común Diocesano, que se realiza tres veces por año. Esta nueva campaña, además de recibir donaciones puntuales, también invitaba a comprometerse con un aporte mensual, aunque fuese pequeño. Los destinos de estos ingresos serían concretamente tres: la formación de los seminaristas de la arquidiócesis, el mantenimiento de sacerdotes ancianos y el apoyo a las parroquias más pobres. De las 83 parroquias montevideanas, solo 26 logran autosolventarse.

La campaña tuvo una rápida reacción y fue muy bien recibida por la población, al punto tal de que a los pocos meses, se informó que los compromisos mensuales asumidos por las familias habían permitido superar ese déficit estructural y también el pago de deudas atrasadas. Pero este era sólo el primer paso, señalaba Coimbra en su momento: “No solo se trata de cubrir el déficit. Eso es lo mínimo, lo básico. Si nosotros quisiéramos hoy hacer una misión, que es lo que la Iglesia tendría que hacer –una inversión en pastoral–, no podríamos”, explicaba.

Recientemente, el sacerdote –hoy vicario pastoral– volvió a aparecer en la prensa para anunciar nuevamente resultados positivos de la campaña realizada el año pasado. Contó que el número de familias que han decidido contribuir a la causa supera las 2.800, y que esto permitirá aumentar el apoyo económico que se le brinda a las parroquias más pobres de la diócesis de 1.500 pesos uruguayos mensuales (un poco menos de 50 dólares) a 4.500 (casi 150 dólares). “Sigue siendo una miseria, pero en comparación es sustancialmente mejor. La idea es seguir mejorando”, evaluó. Esto también permitió la creación de un departamento de obras para las parroquias más carenciadas, que ya ha realizado trabajos en 30 de ellas, como arreglo de techos, paredes o pintura.

MARTÍN DE SALTERAIN. MONTEVIDEO

 

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