Francisco rescata a Lesbos

niña refugiada llora a los pies del papa Francisco en el campo de refugiados de Moria, Lesbos, 16 abril 2016

Análisis del director de VN tras la visita del Papa a los refugiados

niña refugiada llora a los pies del papa Francisco en el campo de refugiados de Moria, Lesbos, 16 abril 2016

Detalle del momento en que el Papa abraza a una niña que se ha arrodillado llorando ante el él, hoy en el campo de refugiados de Moria en Lesbos

JOSÉ BELTRÁN | Se echa a sus pies. Es solo una niña. Sin nombre. Como el resto. Lo ha perdido en su camino hacia el exilio. Pero para Francisco ella lo es todo. Sus lágrimas se hacen oración. La rescata del suelo. Le devuelve dignidad. Los gritos de un cristiano paquistaní se tornan en plegaria. Derrumbado. Cada uno de los refugiados con los que se ha encontrado en el campo de Moria cuentan.

“No estáis solos”. Fueron sus palabras de consuelo a quienes viven este campo de refugiados convertido en prisión. Ellos han sido la razón de ser de este viaje exprés del Papa a la isla griega de Lesbos, que le llevó al puerto adonde muchos no llegan porque han dejado su vida en el “cementerio del Mediterráneo”. Bergoglio llegó de Roma para estar con los que llegan a esta isla del Egeo desde lugares como Siria, Irak y Afganistán.

Consuelo y denuncia. De la mano de sus hermanos ortodoxos, el patriarca Bartolomé y el arzobispo Jerónimo. Décadas para buscar romper con el hielo ecuménico desde lo diplomático que se ha desaparece en el encuentro con los últimos. Ahí no hay división alguna.

Como sucede con los “partidos de fútbol del siglo”, acostumbramos a decir que cada viaje del Papa lo ha preparado con especial atención. Esta escapada exprés a Lesbos rompe esa dinámica para convertirse en cumbre del Pontificado, junto con su arranque en Lampedusa. Improvisado en pocas semanas como respuesta al acuerdo de Europa con Turquía para contener esta explosión migratoria, él lo ha ideado y planificado frente a la burocracia institucional. Una impronta personal que le reivindica una vez más como líder global, el único que se ha embarrado en Lesbos. Así, sin pretenderlo, marca la agenda de la opinión pública, poniendo el foco en una crisis humanitaria cuando ya comenzaba a darse por olvidada o, al menos, anestesiada.

El Papa de los refugiados escuchó cómo clamaban libertad ante él. El Papa de las fronteras tocó la alambrada en la que se esfuman un futuro en paz tras huir de la guerra y la persecución. El Papa de las periferias regresa de vuelta a Roma acompañado por tres familias de refugiados. Para poner esas periferias en el centro. Francisco rescata a Lesbos para situarla en el epicentro del Vaticano.

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir