¿Está Bolivia gobernada por el narcotráfico?

alijo de droga decomisado en la frontera entre Bolivia y Chile

Los obispos denuncian que esta lacra ha tomado ciertas instancias de poder, y Morales pide que lo demuestren

alijo de droga decomisado en la frontera entre Bolivia y Chile

Un alijo de droga decomisado en la frontera de Bolvia con Chile

RONALD GREBE (LA PAZ) | La Iglesia católica en Bolivia ha mostrado su preocupación por la “expansión alarmante” del narcotráfico, que ha penetrado incluso en las estructuras estatales y las fuerzas del orden, hasta convertirse en un importante nutriente de la economía boliviana.

En este sentido, el arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, Sergio Gualberti, aseguró que la Iglesia está alarmada por el consumo de drogas, sobre todo de los jóvenes; y por eso reflexionan desde la fe, como un aporte “humilde, sincero y abierto al diálogo”, para que el pueblo “tome conciencia de la gravedad de la situación en la familia y en la sociedad”.

Así, la reciente carta pastoral Hoy pongo ante ti la vida o la muerte señala que “el narcotráfico actúa como si tuviera una especie de jurisdicción exclusiva sobre determinados territorios, personas y negocio, en los que nadie, ni las instituciones del orden, pueden atreverse a intervenir”. “Nadie parece querer abrir en verdad esta oscura caja de extrañas convivencias, entre lo lícito y lo ilícito –añade el documento de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), lo que nos hace temer que se trate de problemas con muchas y graves connotaciones que nuestra sociedad no sabe y, en algunos casos, no quiere enfrentar”.

El mensaje episcopal provocó una ola de críticas del Gobierno de Evo Morales, mientras que el senador opositor de Unidad Demócrata, Arturo Murillo, lamentó que sea precisamente el Ejecutivo el que pida pruebas, cuando altos jefes policiales y autoridades fueron sorprendidos traficando con droga.

Según el texto de la CEB, la violencia en las ciudades y comunidades se ha incrementado sustancialmente por la relación entre el “narcotráfico y el crimen organizado”. Prueba de ello son la eliminación de personas por deudas, la dominación de territorios y la utilización de pandillas juveniles en las ciudades.

Críticas al mensaje episcopal

Unas afirmaciones que el ministro de Gobierno, Carlos Romero, calificó de “injustas, irresponsables y temerarias”, ya que –a su juicio– la carta pastoral carece de respaldo, cifras y estadísticas. Datos como que, entre 2006 y 2015, fueron realizados 121.095 operativos contra el tráfico de estupefacientes, un incremento del 163% respecto a la década anterior.

Los prelados, sin embargo, aclararon que se referían a casos de excomandantes de la policía detenidos por sus relaciones con el tráfico de cocaína y el lavado de dinero, al igual que a instituciones como la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), “infiltradas por funcionarios y contratistas ligados al narcotráfico”.

El obispo de El Alto, Eugenio Scarpellini, desveló que la carta pastoral incluye datos del Reporte Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de estupefacientes (JIFE), Monitoreo de Cultivo de Coca 2014 (Uondc, 2015), Lucha contra el Narcotráfico e informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre otras.

En respuesta al presidente Morales, que concedió un plazo a la Iglesia para que dé los nombres de los narcotraficantes que están en el Gobierno, la CEB respondió que “en tiempos democráticos no tienen que preocupar los ultimátums”.

Fuera de control

Como recogía un reciente editorial del diario Los Tiempos de Cochabamba, diversas declaraciones oficiales han admitido que es casi imposible controlar el tráfico de avionetas procedentes de Perú y con destino a Brasil transportando droga ilegal, por lo que se han suscrito acuerdos de control entre Bolivia, Perú y Brasil para mejorar el control de tráfico por las fronteras. Aun así, “es una situación gravísima tanto para los gobernantes como para los gobernados, ya que no podemos seguir tapando el sol con un dedo”, ha declarado el Defensor del Pueblo, Rolando Villena.

En el nº 2.983 de Vida Nueva

 

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