‘Efraín’: el hogar de las arañas

'Efraín', fotograma de la película

J. L. CELADA | A una remota aldea etíope llegan un padre y su hijo huyendo de la hambruna que ha causado la muerte de su joven esposa y madre. Unos pocos enseres al hombro y una oveja estéril son todo su equipaje cuando recalan en la cabaña de unos parientes. Allí, el pequeño Efraín quedará al cuidado de su tía abuela y de unos primos, mientras su progenitor parte hacia la capital en busca de trabajo.

¿Cómo sobrellevará nuestro protagonista la ausencia paterna (y materna)?, ¿le costará adaptarse a su nuevo hogar?, ¿qué cambios le deparará el destino?… Al tiempo que él va descubriendo las respuestas a estos y tantos otros interrogantes, la cinta a la que presta su nombre nos sumerge en la vida y costumbres –sociales, religiosas…– de un país sometido al errático discurrir de las estaciones, con su pertinaz sequía, pero siempre al amparo del cálido regazo de la familia. Porque “cuando las arañas se juntan –asegura la más anciana de la casa–, pueden atar a un león”.

Con un estilo próximo al documental y destellos de un impagable neorrealismo a la africana, Yared Zeleke viaja a las entrañas de su pueblo –desde las duras condiciones del medio rural al mercadeo de supervivencia de la ciudad– para acompañar al chico en su despertar al mundo adulto. Un aprendizaje doloroso, marcado por la desubicación y la soledad, con su inseparable mascota como gran aliada y confidente del secreto mejor guardado: comprar un billete de autobús para poder regresar al norte, al lugar donde fue feliz con los suyos.

Sin embargo, las penurias familiares irán trastocando sus planes iniciales. El encadenamiento pausado de los días, testigos de la belleza serena de aquellos paisajes (la montaña mágica de sus sueños o el bosque prohibido de sus temores), nos permite seguir las maniobras narrativas –y personales– de Efraín hasta alcanzar su madurez. Bajo un mismo techo, aunque desafiando la disciplina de sus mayores, un niño cocina empanadillas y una niña lee periódicos, simples avisos de que algo está cambiando en las sociedades más tradicionales. Indicios de una lenta evolución que contrastan y conviven con lo único que permanece en el tiempo, a prueba de edades, escenarios o cultivos que se agostan: la necesidad de encontrar un hogar.

En torno al fuego, bendiciendo los escasos y preciados alimentos, compartiendo las tareas domésticas o las fiestas de la comunidad, encomendando las cosechas y los afanes a la divina providencia…, el guionista y director de esta hermosa historia nos enseña que hasta las ovejas necesitan tener un rebaño para sentirse bien. El cine tampoco sería el mismo si no diera la bienvenida a su redil a una película así.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Lamb.

DIRECCIÓN: Yared Zeleke.

GUIÓN: Yared Zeleke, con la colaboración de Géraldine Bajard.

FOTOGRAFÍA: Josée Deshaies.

MÚSICA: Christophe Chassol.

PRODUCCIÓN: Laurent Lavole, Ama Ampadu, Johannes Rexin.

INTÉRPRETES: Rediat Amare, Kidist Siyum, Welela Assefa, Surafel Teka, Rahel Teshome, Indris Mohamed.

 

En el nº 2.983 de Vida Nueva

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