El Obispado denuncia en la Fiscalía a un sacerdote
Seminario diocesano de Ciudad Real
J. LORENZO | “Ha sido un golpe muy duro”. Así encajó la Diócesis de Ciudad Real la noticia de “ciertos comportamientos” de un sacerdote encargado del grupo de alumnos de la ESO en el Seminario que, presuntamente, podía haber cometido abusos sexuales, según reconocen fuentes eclesiales a Vida Nueva. Pero dejando a un lado “el desconcierto”, la Diócesis actuó también con ejemplar celeridad siguiendo el procedimiento canónico y poniendo, a mediados de febrero en conocimiento de la Fiscalía de Ciudad Real los hechos investigados, “por si fueran constitutivos de delito de abusos sexuales”.
Según nota de prensa difundida el 31 de marzo por el Obispado, y que no cita cuándo comenzó la investigación, “el resultado del proceso se entregó a la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma el 9 de febrero de 2016. Así se ha procurado en todo momento clarificar las acusaciones con exactitud y celeridad desde la presunción de inocencia”. Presunción que no impidió que el sacerdote fuese apartado inmediatamente de sus funciones de forma cautelar.
En la misma nota, el Obispado manifiesta “de manera firme y contundente su condena de cualquier delito de abuso de menores” y muestra “su apoyo incondicional y la unión en el sufrimiento con las supuestas víctimas y sus familias”. Asimismo, se señala que desde el mismo instante en que iniciaron el proceso diocesano “se ha estado en permanente contacto con los familiares, poniendo a su alcance no solo toda la información de que se disponía, sino también el apoyo y la ayuda de profesionales”.
Confidencialidad
La gestión desde el Obispado de este espinoso asunto ha desactivado los aspectos más morbosos que suelen acompañarlos. De hecho, la nota también subraya “el debido respeto del principio de confidencialidad de la supuestas víctimas, sobre todo tratándose de menores”.
El sacerdote investigado ha sido citado por el juzgado a declarar el próximo 18 de abril. Según ha señalado su abogado a la prensa local, se declara inocente y niega haber tenido conocimiento del proceso canónico que se abrió en la Diócesis.
En el nº 2.983 de Vida Nueva
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