La paz es con las mujeres

Isabella-QuintanaAdvertencias para la erradicación de la violencia

La violencia contra la mujer en Colombia es cada vez más severa; aumenta, además, el número de mujeres que viven en condiciones de pobreza, explotación laboral y precariedad en la generación de recursos económicos para su sustento y el de sus familias. El hecho fue subrayado recientemente por el Secretariado Nacional de Pastoral Social, al momento de sostener que una auténtica paz supone transformar las relaciones de injusticia existentes que afectan principalmente a las mujeres.

Según la institución, la sociedad todavía no ha iniciado un proceso de cambios culturales para modificar las estructuras generadoras que han legitimado violencias dentro del ámbito familiar y en el marco del conflicto; tampoco se han definido políticas y mecanismos eficaces para equilibrar asuntos como el acceso a la educación o las escalas salariales.

Coinciden con estas ideas organizaciones de mujeres que en los últimos días han subrayado, además, la necesidad de que un eventual escenario de post-acuerdos cuente con la veeduría y la participación política de la mujer, principal víctima de la guerra en Colombia. Muchas de estas organizaciones se han unido en un movimiento que lleva por nombre Un millón de mujeres en paz. Justamente, la iniciativa está orientada a defender el proceso de diálogo y a afirmar el papel que deben jugar las mujeres en la reconciliación. La defensa de su cuerpo y de su territorio frente al interés de actores que se sirven de las armas; la exigencia de un enfoque diferencial para la aplicación de acuerdos entre el Gobierno y las FARC son algunas de las tareas más urgentes. Se agrega la necesidad de enfrentar la peste del olvido a través de ejercicios colectivos de memoria y la formación de una nueva generación con nuevos valores. Sin autonomía económica la mujer es aún más vulnerable. La idea, subrayada por estos días, sintoniza con lo dicho por el papa Francisco en Evangelii gaudium: “hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad (…) será imposible erradicar la violencia”,

Miguel Estupiñán

 

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