La misericordia nos hace artesanos de Paz

Nuestra humanidad está necesitada de misericordia. Cuánto dolor y sufrimiento a nuestro alrededor, cuánta pobreza y miseria, cuántas heridas profundas producto de este desorden social de guerras, exclusión y corrupción.

Cuántas heridas causadas por las esclavitudes contemporáneas del relativismo, consumismo e individualismo. Este tiempo del jubileo de la misericordia se hace imperioso cuanto es más necesario para nosotros, una humanidad que abrazando el mal está necesitada de Dios. ¿Dónde acudir en búsqueda de salud y consuelo espiritual? Dramas, problemas y dificultades que se entretejen en el diario vivir de nuestra historia con sabor de amargura, frustración, pérdidas y aflicción. Estamos llamados a abrazar este tiempo de misericordia no como un talismán, fetiche o tabla salvavidas, sino como la acción de Dios en nosotros que nos lleva a tomar conciencia de su amor que nos cura, perdona y libera, haciéndonos discípulos misioneros de su amor misericordioso. Esto es ser capaces de vendar, aliviar y sanar las heridas de los otros. Tal es la tarea que tenemos entre manos los colombianos; todos nosotros, ellos y ellas, empezando por los ancianos y terminando por los niños, hemos de ser capaces de abrazar la paz, de hacerla realidad venciendo nuestro odio, rencor y mezquindad, venciendo nuestra ira que se ha agazapado en el corazón que busca venganza, represaría y muerte. Sólo podremos terminar con esta espiral de violencia desde la revolución de la misericordia a la que nos invita el papa Francisco. ¿Cómo vamos a desfallecer antes de comenzar?, ¿cómo darnos por vencidos antes de intentarlo? No dejemos de apostarle a la paz. Para nosotros la misericordia se hace realidad en trabajar incansablemente por la paz.

Víctor M. Martínez, S.J.

Teólogo

Compartir