En el Jueves Santo, Francisco pide a los sacerdotes administrar la Misericordia de manera “dulce y confortadora”

Papa Francisco misa crismal jueves santo 2016

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Papa Francisco misa crismal jueves santo 2016

Francisco, durante la Misa Crismal celebrada en la mañana del Jueves Santo

M. PÉREZ | Cientos de sacerdotes de la Diócesis de Roma han acudido en la mañana de hoy, Jueves Santo, a la celebración de la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro, en la que su obispo, el papa Francisco, ha bendecido los óleos que se celebrarán durante todo el año en la administración de los principales sacramentos. En su homilía, el Papa ha recordado a los prelados la importancia de administrar la Misericordia de manera “dulce y confortadora” a todos los fieles católicos, “a fin de que cada persona la reciba en su propia experiencia de vida”.

Como es tradicional, la ceremonia se celebró en la Basílica de San Pedro, y a ella acudieron cientos de sacerdotes de Roma. A continuación, Francisco pronunció la homilía [ver homilía completa], de la que extractamos las frases más relevantes:

  • 1. “Cada uno de nosotros, mirando su propia vida con la mirada buena de Dios, puede hacer un ejercicio con la memoria y descubrir cómo ha practicado el Señor su misericordia para con nosotros, cómo ha sido mucho más misericordioso de lo que creíamos y, así, animarnos a desear y a pedirle que dé un pasito más, que se muestre mucho más misericordioso en el futuro”.
  • 2. “Como sacerdotes, somos testigos y ministros de la Misericordia siempre más grande de nuestro Padre; tenemos la dulce y confortadora tarea de encarnarla, como hizo Jesús, que ‘pasó haciendo el bien’ (Hch 10,38), de mil maneras, para que llegue a todos. Nosotros podemos contribuir a inculturarla, a fin de que cada persona la reciba en su propia experiencia de vida y así la pueda entender y practicar —creativamente— en el modo de ser propio de su pueblo y de su familia”.
  • 3. “La misericordia restaura todo y devuelve a las personas a su dignidad original“.
  • 4. “Nuestra respuesta al perdón excesivo del Señor debería consistir en mantenernos siempre en esa tensión sana entre una digna vergüenza y una avergonzada dignidad: actitud de quien por sí mismo busca humillarse y abajarse, pero es capaz de aceptar que el Señor lo ensalce en bien de la misión, sin creérselo”.
  • 5. “En este Año Santo Jubilar, celebramos con todo el agradecimiento de que sea capaz nuestro corazón, a nuestro Padre, y le rogamos que ‘se acuerde siempre de su Misericordia’; recibimos con avergonzada dignidad la Misericordia en la carne herida de nuestro Señor Jesucristo y le pedimos que nos lave de todo pecado y nos libre de todo mal”.

 

CRÓNICAS COMPLETAS: ASÍ HA SIDO SEMANA SANTA 2016 DEL PAPA FRANCISCO:

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