Argentina: “Creo haber sanado por la intercesión de nuestra venerable Madre Fundadora”

El relato que permite la beatificación de Mamá Antula

“Las hermanas que me rodeaban acudieron a Dios, y sé que la hermana María Montarsé, vicerrectora, durante mi gravedad hizo dos novenas pidiendo mi salud a la Madre María Antonia de Paz, nuestra fundadora, y la Madre Ramona Aguirrezabala, nuestra superiora general, me suministró el agua de Lourdes invocando a la Santísima Virgen”. Este relato es un extracto del testimonio que permitió avanzar en el proceso de beatificación la popularmente conocido Mamá Antula. Lo declaró de primera mano la hermana María Rosa Vanina, religiosa de la congregación de las Hijas del Divino Salvador, el 24 de septiembre de 1906. En su relato también decía: “Desde entonces sentí una reacción y volví en mi conocimiento, sentí necesidad y tomé algún alimento que me hizo bien, contra lo que todos esperaban, y así fui mejorando hasta poder levantarme. (…) los médicos determinaron hacerme la operación de extracción de los cálculos que era necesaria, y se realizó, pero seguí siempre sufriendo por haberme perforado los tejidos interiores. (…) En noviembre del mismo año me sobrevino un ataque, que se consideró era necesario darme otra vez los santos sacramentos”.

Luego de esta recaída, Vanina aseguró que sus hermanas religiosas volvieron a pedir a la Madre María Antonia de Paz por su salud, y fue sanada: “Me hallo ahora bien, habiendo sido siempre antes de una salud débil y delicada. Así pues agradezco este beneficio de la Providencia Divina y creo fundamentalmente haber sanado por la intercesión de nuestra venerable Madre Fundadora”.

Gracias a este relato escrito, en donde se le atribuye a Mamá Antula la curación de la hermana Vanina, la Santa Sede oficializó la aprobación del milagro que le permitirá ser beata. Este decreto fue firmado por el papa Francisco el 4 de marzo.

María Antonia de Paz y Figueroa (1730-1799) nació en Santiago del Estero. Desde muy joven comenzó a trabajar con los jesuitas colaborando en la organización de ejercicios espirituales. Luego partió a Buenos Aires en donde, tras dedicarse a la predicación, funda la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, un espacio de reflexión y recogimiento –ubicado en pleno centro porteño– que aún sigue cumpliendo su misión bajo el cuidado de la congregación de las Hijas del Divino Salvador.

R.P. BUENOS AIRES

Compartir