Fermín Negre: "Una canción puede cambiar una vida"

Miembro de Ixcís y autor de ‘La lluvia de tu misericordia’ (PPC)

Fermín Negre. Miembro del grupo Ixcís

JOSÉ LUIS CELADA | Siendo maestro de Primaria, Fermín Negre (Fuengirola, 1965) ingresó en el Seminario de Málaga, diócesis en la que fue ordenado sacerdote en 1992. Ese año puso en marcha el grupo Ixcís, con el que lleva más de dos décadas “compartiendo música, fe y vida” por España. Tras su paso por varias parroquias rurales malagueñas, hoy reside en la Comunidad Pueblo de Dios, donde sigue dando cauce a sus inquietudes religiosas y artísticas. Fruto de las mismas es el libro-disco La lluvia de tu misericordia (PPC).

PREGUNTA.- ¿Qué es La lluvia de tu misericordia?

RESPUESTA.- Es un humilde intento de “minitratado” para andar por casa sobre la misericordia amasado entre canciones de Ixcís, dibujos de Fano, referencias sencillas a la Palabra, citas del Papa, con propuestas elaboradas por Herminio Otero para trabajar personalmente y en grupo. Ternura, bondad, perdón, confianza… De eso va La lluvia de tu misericordia.

P.- ¿Es más fácil orar con una canción o un dibujo?

R.- Ya en el Pueblo de Israel se cantaba mucho. Imagino a Jesús cantando los salmos en medio de su pueblo. Orar con una canción es fácil porque la música toca niveles muy profundos de la persona a donde otros lenguajes no llegan. La música y el amor son los dos lenguajes más universales. Una canción puede cambiar una vida. Con los dibujos ocurre algo parecido. Son como parábolas que te llevan por caminos inesperados.

P.- ¿No necesitaríamos un “diluvio de misericordia” para sanar tantas heridas y corazones rotos?

R.- El “diluvio de misericordia” lleva cayendo desde el inicio de la Creación. Lo que ocurre es que andamos con paraguas y chubasqueros que impiden que nos empape. El Jubileo nos recuerda que, o vivimos con entrañas de misericordia a imagen de Dios, o no habremos comprendido la vida nueva que trae el Evangelio. Todavía es actual aquella canción que hicimos allá por 1995: “Sigue habiendo tantos pies que lavar, tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper”. Muchos corazones siguen esperando ser tocados por las mismas manos misericordiosas de Jesús. Nosotros somos esas manos.

P.- ¿Le gusta cómo suena la música de la Iglesia de Francisco?

R.- Me encanta. Es una música fresca que está removiendo mentalidades y actitudes un poco dormidas y estancadas, incluyéndome a mí mismo. Además, su música va acompañada de gestos sencillos y valientes, siempre con letras que entiende la gente del pueblo, con el lenguaje de la calle. Es una música que está llegando incluso a muchos que se sitúan más allá de la Iglesia.

P.- ¿Se ha convertido la misericordia en el estribillo de su pontificado?

R.- Tiene varios estribillos. El de la misericordia es la línea que atraviesa los demás. Junto a este, suenan otros estribillos: una Iglesia en salida, abierta a las periferias, con mentalidad misionera, un cristianismo basado en el servicio y no en el poder, una Iglesia que crea puentes de comunión con la humanidad, comprometida en el cuidado de nuestra casa común que es la Tierra…

P.- Mójese. Libros, canciones, congresos… ¿Corremos el riesgo de convertir la misericordia en un “producto de temporada”?

R.- Bendito riesgo si con este “producto de temporada” la Iglesia llega a convertirse en una madre de misericordia que acoge, acuna y abraza a todos sus hijos. Bendito riesgo si le ayuda a situarse en el mundo con entrañas de ternura, con los brazos abiertos para recibir a todos, sin juzgar a nadie. Confío en que todo este esfuerzo no se quede en fuegos artificiales, sino que arraigue profundamente en nuestro corazón.